México, D.F.-
En el año 2001 la suerte de la zona diamante de Acapulco ya estaba echada. La administración de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo expidió un nuevo Plan Director Urbano de la Zona Metropolitana de Acapulco de Juárez, en el que se avaló permitir que predios agrícolas fueran destinados a construcción de zonas habitacionales y comerciales, en beneficio de empresas inmobiliarias.
El problema es que se edificó sobre humedales, tierras generalmente planas, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitentemente. Especialistas, funcionarios públicos y habitantes de ese lugar coinciden en que a través de irregularidades se construyeron unidades habitacionales sin planeación adecuada, como la colonia Luis Donaldo Colosio, que el mes pasado quedó bajo el agua que trajo la tormenta tropical “Manuel” y a cuyos pobladores, como los de otros fraccionamientos, nunca se les advirtió de los riesgos.
Alberto López Rosas, alcalde de Acapulco de diciembre de 2002 a noviembre de 2005, adjudica parte del problema a la autorización y expedición en el 2001 del Plan Director Urbano de la Zona Metropolitana de Acapulco de Juárez, con el que se cambia la vocación de los predios que antes eran parcelas agrícolas como los ejidos Llano Largo, de La Zanja, de La Poza, Cayaco y Tres Palos, entre otros.
“Pasan a través de este Plan Director de agrícola a comercial, habitacional mixto y residencial turístico y dejan de ser parcelas con vocación agrícola para ser parcelas habitacionales, residenciales y comerciales”, declaró.
Con eso se legitima lo irregular, dijo el ex funcionario, quien narró que cuando él llegó a la administración de Acapulco estaba en operación el citado plan y que rechazó otorgar algunos permisos de construcciones de fraccionamientos peligrosos como algunos que se otorgaron después.
Citó como ejemplo la licencia otorgada en 2008, para la construcción de Diamante Lake, que es conocido como condominio Kimberly, cuando era gobernador de Guerrero Zeferino Torreblanca, y que fue solicitada por Humberto Díaz Díaz, como director responsable de obra y ex director de Desarrollo Urbano del municipio de Acapulco, cuando se impulsó el citado Plan Director.
Ese fraccionamiento “se convirtió en un dique, en un tapón”, que evitó que el agua fluyera por su cauce natural y provocó inundaciones en esa zona durante las lluvias del mes pasado, sostuvo López Rosas, quien consideró que las investigaciones que realiza el gobierno federal deben considerar esos puntos y desde que se inició la urbanización en la zona referida.
– Alerta desde los 90
Gerardo Calvillo González, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), subrayó que participó en un estudio a mediados de los 90 sobre el ordenamiento territorial de la Zona Diamante de Acapulco y se advirtió que esa parte no era apta para construir por el deterioro que podría darse a los manglares y la fauna.
Esa zona es de humedales, expuso. Un humedal es un área regularmente rural donde hay acumulamiento de agua, por lo que además de estar al nivel del mar, es susceptible a inundarse.
De ahí, dijo, que está prohibido por la ley, por lo que consideró que debe sancionarse penalmente a las inmobiliarias y a quienes permitieron el cambio de uso de suelo; sabían que esa zona era inapropiada para construir.
El 28 de septiembre pasado, el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld, afirmó que la zona de mayor inundación en Acapulco fue en donde los cauces originales de los ríos desaparecieron, porque ahí se cambió el uso de suelo.
En la reunión de evaluación que encabezó el presidente Enrique Peña Nieto, el funcionario presentó mapas aéreos que muestran asentamientos irregulares autorizados por anteriores gobiernos en la laguna de Tixtla y en la colonia Colosio, de Acapulco.
En entrevista con EL UNIVERSAL el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Jorge Carlos Ramírez Marín, dice que “es evidente que desde fenómenos anteriores a la tormenta tropical Manuel, habían huellas de humedad que muestran que esa zona es propicia para inundaciones”, señaló.
Los efectos de los huracanes “Cosme” en 1989, “Paulina” 1997 y la tormenta tropical “Henriette” en 2007, dejaron claro que la Zona Diamante, en Acapulco, Guerrero, era de humedales y por lo tanto inapropiada para la construcción de viviendas, afirmó el funcionario.
Reconoció que habrá consecuencias jurídicas y se deslindarán responsabilidades una vez que se concluyan las investigaciones que determinen las condiciones de adquisición del suelo.
Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación (Segob), aseguró que los actos de corrupción relacionados con el otorgamiento de licencias de construcción en asentamientos en zonas de alto riesgo, fueron los responsables de algunos de los fallecimientos durante la emergencia por los meteoros “Ingrid” y “Manuel”.
De los trabajos que realiza la Sedatu, explicó Ramírez Marín, se precisará si donde se construyeron viviendas y zonas comerciales fue terreno ejidal, si eran terrenos nacionales, cómo se enajenó, cómo se convirtió en zona habitacional mixta y cómo se procedió al proceso de adquisición de la tierra.
Los especialistas de la Universidad Autónoma de Guerrero, América Rodríguez Herrera y Manuel Ruz Vargas, señalan en una investigación al respecto que “la ciudad de Acapulco se encuentra atravesada por una entretejida red de ríos y barrancas, donde a partir de la década de los cincuenta la mancha urbana ha avanzado sistemáticamente, mediante la invasión, canalización o desvío de ríos, reduciéndolos a cauces pluviales”.
De acuerdo a información de Protección Civil Municipal, en 2007 se registraron 78 bloqueos a cauces en 116 kilómetros correspondientes a la zona urbana y suburbana de la ciudad de Acapulco.
“En este crecimiento urbano encontramos asentamientos irregulares, establecidos en zonas federales, en los márgenes o bien en los propios cauces. Sólo entre 2004 y 2006, la tasa de crecimiento de la población localizada en estos espacios fue de 445.3%, lo que muestra un preocupante escenario de riesgos”, afirmó Rodríguez Herrera.
La zona se ubica en un lugar que está muy distante de ser adecuada para el desarrollo urbano, por el impacto ambiental que puede llegar a tener en la zona de Puerto Marqués y La Laguna Tres Palos y en la actividad turística de Acapulco.
– Rellenaron humedales
Buena parte de los humedales fueron rellenados para poder construir colonias como La Colosio en 1995, de manera que el subsuelo es un amplio nicho lagunar. Pese a ello, desde el 2000, se han construido nuevos desarrollos habitacionales, ganando terreno a los humedales, en donde han participado constructoras como ARA, Homes y GEO, resaltaron América Rodríguez y Manuel Ruiz en su investigación.
Los primeros desarrollos habitacionales construidos además de la Unidad Luis Donaldo Colosio en 1995, fueron Villas El Paraíso I, II y III, residencial Los Arcos y Joyas del Marqués sobre terrenos expropiados al ejido de Puerto Marqués.
Las tierras ejidales de Llano Largo fueron liberadas al mercado de tierras urbano mediante el Proceso de Certificación de Derechos Ejidales y Solares (Procede) que sobrevino a las modificaciones al artículo 27 constitucional de 1992, el cual se completó a finales de los noventa.
La mayor transformación se realizó en el antiguo ejido de Llano Largo, a partir del 2000.
En sólo siete años se vendió 70% de las tierras, y de acuerdo con información difundida entonces por la autoridad local, se construyeron 10 mil 600 viviendas en octubre de 2007.
“El resultado fue la modificación del sistema natural de desalojo de las aguas pluviales que escurrían hacia este espacio. De esta manera, era cosa de tiempo para que las lluvias extraordinarias generaran inundaciones que dañaran los bienes de la población establecida en el antiguo territorio ejidal. El plan carece de un ordenamiento ecológico territorial”, concluyeron los investigadores citados.
Paralelamente, destacaron que la mayoría de quienes habitan en esos fraccionamientos, no están enterados del tipo de subsuelo en que están construidas sus viviendas.
– “Nunca nos advirtieron”
Gregorio Gómez, originario del Distrito Federal y una de las personas afectadas en la colonia Joyas del Márquez, sostiene lo dicho por los investigadores y comentó que cuando llegó a pedir información sobre el fraccionamiento le ofrecieron casi un paraíso cerca de la playa, con múltiples beneficios habitacionales, por lo que lo convencieron de utilizar su crédito hipotecario de Infonavit para comprar una casa.
“En ningún momento nos dijeron que aquí podría haber inundaciones, que tomáramos precaución para eso. Nunca nos dijeron de los riesgos tan fuertes que íbamos a tener. Creo que vendieron estas casas engañosamente. Ahora mi patrimonio está deteriorado, porque mi casa se inundó y no quedó bien, además de que perdí todos mis muebles, se echaron a perder”.
Comentó que el tipo de agua que les llega a las viviendas siempre ha sido “deplorable. Abre uno la llave y sale turbia, y además nos cobran muy caro el servicio. Ojalá que se investigue también esto y venga rápido el apoyo y nos digan si van a servir estos terrenos para poder seguir viviendo”.
Con la misma premisa, Luis Benítez y José Fernández, damnificados y dueños de una vivienda en el fraccionamiento Quintas Miramar, que resultó afectado luego de una inundación cuyo nivel de agua alcanzó poco más de dos metros, coinciden en que tienen temor de regresar a vivir a esa zona.
Los dos hombres contaron que cuando fueron a ver la zona que se estaba urbanizando les mostraron una maqueta con un bello complejo de vivienda.
“Pero no nos dijeron en ningún momento que realmente íbamos a tener esas afluencias de río que nos iban a afectar y a los que estamos ahí en zona pantanosa e inhabitable”, subrayó Fernández.
“Nosotros tenemos la pérdida total de nuestras casas, lo único que queremos es que nos reubiquen. En lo personal, para proteger a mi familia, porque no voy a volver a habitar esa casa, lo que queremos es una reubicación”, reiteró el afectado, que reflejó el sentir de cientos de personas que resultaron afectadas a causa de las lluvias causada por Ingrid y Manuel y de una mala urbanización en la zona de Punta Diamante y Llano Largo.
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