“El refresco es dulce, la diabetes no”, dice el slogan de la organización civil Actúa por la Salud en un anuncio que refiere a las doce cucharas de azúcar que consumimos cada vez que ingerimos un refresco embotellado.
Organizaciones no gubernamentales iniciaron campañas para que se aumente el impuesto al refresco, como una forma de disminuir el consumo de azúcares que ha llevado al país a ocupar el primer lugar en el mundo en obesidad.
Una de las organizaciones es alianzasalud.org, que destaca en su página de Internet la crítica a las empresas Televisa, TV Azteca y Milenio, que se rehusaron a transmitir un anuncio donde se informa sobre los efectos de consumir refrescos.
Las empresas al negarse a transmitirlo, pese a que se contrataría el espacio para ello, demuestran que la salud de los mexicanos no les importa, les interesa mantener los convenios de publicidad con empresas refresqueras trasnacionales, porque representan miles de millones de pesos.
El spot lleva las opiniones de varios médicos especialistas, muestra los efectos en enfermos de diabetes y recalca que parte de los ingresos que se obtengan por el impuesto a los refrescos deben ser utilizados en la instalaciones de bebederos con agua potable en las escuelas del país y en espacios públicos.
Usted puede acceder a ver el anuncio vetado en esta liga: http://youtu.be/N60NOhMl5QQ#sthash.0XS8C5qu.dpuf
Estas organizaciones explican que “según estimaciones de la Universidad de Yale y del Instituto Nacional de Salud Pública, INSP, que con los 20 mil millones de pesos que se recaudarán con el impuesto al refresco”, destinando sólo el 10 por ciento se pueden instalar bebederos en todas las escuelas de educación básica.
Se considera que la aplicación de este gravamen evitaría 53 mil nuevos casos de diabetes en México en 10 años, según el INSP.
Todo lo anterior nos lleva a una reflexión, en poco más de dos décadas México pasó a ser un país de desnutridos, al más obeso del mundo según la Organización de las Naciones Unidas.
Uno de los factores que influyeron en lo anterior, es la firma del Tratado de Libre Comercio entre nuestro país, Estados Unidos y Canadá, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Revisando las estadísticas se observa que el TLC no sólo dejó en desventaja a la industria y los productores mexicanos, también permitió el ingreso de millones de toneladas de comida chatarra que alegremente ha sido consumida por niños, jóvenes y adultos mexicanos.
Contrarrestar a las trasnacionales es un esfuerzo muy grande, ahora el gobierno mexicano, sin decir lo que apunto en el párrafo anterior, admite que hay que bajarle al consumo de azúcares y la razón es económica no “por amor a México”, como dice la propaganda del gobierno de Enrique Peña Nieto, al Estado le cuesta muy caro atender las secuelas de las enfermedades crónico-degenerativas ocasionadas por ese cambio drástico en la dieta alimentaria mexicana.
Y todo vuelve al punto inicial, la toma de conciencia mediante la educación, para que sean los ciudadanos y las ciudadanas quienes tomen control no sólo de su seguridad, debido a como están las cosas en Tamaulipas por ejemplo, sino también de su salud y evitar la felicidad momentánea que proporciona un refresco, por años de lágrimas debido a los estragos en el organismo.
La reflexión también va para esas empresas que organizan teletones para recaudar fondos, y siguen sus prácticas monopólicas de la información para continuar obteniendo ingresos millonarios, mientras los hábitos alimenticios sanos de la población mexicana se van a la basura.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx
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