México, D.F.-
La educación no es un asunto que se debe quedar en las escuelas o en los maestros, sino debe ir más allá y penetrar en la familia, entre los padres e hijos, coincidieron el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, y el secretario Ejecutivo de la Dimensión de Educación de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Eduardo Corral Merino.
Luego de un diálogo y presentación a miembros de la comunidad libanesa en México del documento “Educar para una Nueva Sociedad”, que hizo el Episcopado, Pierre resaltó en una conferencia de prensa que el texto lo realizaron miembros de la Iglesia y pretende contribuir a la educación en México.
Antes, resaltó que los obispos que conforman la CEM, “saben muy bien que el gran patrimonio de la Iglesia es el patrimonio de la educación. De hecho, es el gran servicio que la Iglesia ha podido dar a lo largo de los siglos en México, sólo que esta tarea no es del pasado, es de hoy”.
Expuso que en el fenómeno de la globalización no hay fronteras y en ese marco es fundamental que los padres sepan transmitir a los hijos, así como los maestros a sus alumnos, y en ese contexto, los políticos también deben ser transmisores hacia la sociedad, pues el proceso de transmisión es parte esencial de la educación.
Consideró que actualmente “hay tantos maestros perdidos que se ocupan de otras cosas que hasta ellos han perdido el sentido de ser maestro”, pero subrayó que responden a su vocación la mayor parte de los mentores.
Corral Merino subrayó la importancia de que la reforma educativa debe ir a fondo, y que está no sólo implica lo escolar, es una realidad en un contexto que como país todos debemos ir resolviendo.
Para poder emprender un cambio significativo en el tema de Educación en México, dijo, se debe comenzar por sentar las bases adecuadas mediante una transformación cultural.
“Esta transformación cultural, que tomaraì al menos dos generaciones en prosperar, bien puede basarse en valores católicos, o sea universales, como son el amor al prójimo, la humildad, el respeto a las instituciones, la solidaridad, la comunidad, la familia, el rechazo a la violencia, la verdad”.
“Esta transformación debe iniciar por un profundo y sincero trabajo legislativo, que consiga leyes que se adapten a nuestra realidad – guste o no – y no leyes que quieran que la realidad se adapte a ellas”.
De acuerdo al documento, que lleva por subtítulo: Reflexiones y Orientaciones sobre la Educación en México, expedido meses antes de que se anunciara la reforma educativa, es una constante el hecho de que la realidad educativa del país ha sido sometida por intereses ajenos, ya sean económicos, ideológicos, políticos o gremiales y se ha dejado de lado la pregunta fundamental acerca del sentido último de la existencia del ser humano.
Lo anterior, hace difícil transmitir el bagaje cultural mínimo a las nuevas generaciones con sus certezas y valores sobre los cuales apoyar la vida, la verdad, el bien, la bondad y la belleza.
Frente a nuevos escenarios, la Iglesia quiere seguir dialogando y por ello está abriendo espacios de encuentro con académicos, empresarios, sociedad civil y algunas autoridades, se resalta.
Para responder a la “emergencia educativa”, los obispos del país señalan que la tarea de la enseñanza debe ser entendida e impulsada en una perspectiva transversal, con la responsabilidad de todos y cada uno de los protagonistas, que a un mismo tiempo, deben formar sinergias educativas capaces de generar una cultura cada vez más humana, fraterna y justa.
El representante del Vaticano en México acotó que “hoy hay tantos maestros perdidos que se ocupan de otras cosas que hasta ellos han perdido el sentido de ser maestro”, sin embargo consideró que “la mayor parte de los maestros responden a su vocación”.
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