México, D.F. / Octubre 21.-
Lo que continúa para la cantante Alejandra Guzmán es primeramente portarse bien y luego crear una fundación para ayudar a personas que son engañadas para someterse a tratamientos cosmetológicos con la intención de delinear su figura, decisión que con el paso del tiempo tiene consecuencias graves.
“Quiero seguir rocanroleando, seguir dando lata, quiero ser feliz, sentirme bien; fueron meses de mucho dolor, de mucha angustia; de ir con un doctor tras otro y llegar a México donde tuvieron el valor de atenderme. Así que espero crear una fundación para ayudar a esa gente que ya está afectada, porque esto es una bomba de tiempo que puede estallar en uno, cinco o siete años, pero cuando explota, lo hace de verdad. Yo me di cuenta hace seis meses, pero desde hace dos que mi cuerpo lucha con esta infección”, platicó la cantante de 41 años.
La Guzmán entendió que no hay mejor lección que pasar 16 días en un hospital a causa de una irresponsabilidad que la dejará afuera de la música un mes más, por lo pronto: “El aprendizaje es hacer las cosas naturalmente, siempre he amado el ejercicio y comer bien y por una tontería mira adónde llegué”.
“Eso es lo que no se vale, que la gente se aproveche, que te engañe, que te mate, porque al final te mueres y eso es lo que no se vale. Yo a esta señora (Valentina de Albornoz) le creí y mira nada más adonde he llegado, pero la lección ha sido muy grande, lo mejor es que estoy viva”, comentó la Guzmán.
La intérprete de la canción “Reina de corazones” abandonó hoy –martes- el hospital a las 14:25 horas, tras una operación a la que se sometió el jueves 15 de octubre, debido a una infección causada por una inyección que le aplicaron para levantar los glúteos en abril de este año.
La artista se mostró de buen humor y salió del hospital en silla de ruedas.
“Quiero agradecerles especialmente a Dios que me dio la oportunidad de estar bien. Ha sido una recuperación muy rápida, todavía tengo 10 sesiones más de cama hiperbárica, tengo un drenaje y tengo que portarme bien. Creo que dentro de un mes ya me verán cantando y bailando en los escenarios”, dijo.
Respecto a si procederá contra De Albornoz, quien le inyectó el tratamiento cosmetológico en los glúteos, dijo que pensará si tomará acción legal “porque lo primero que quiero es estar bien”.
“No sé cuantas oportunidades me ha dado Dios; mi mamá, mi papá, mi hija estaban muy preocupados y yo tuve mucho valor, la verdad hay que tener agallas, porque sí hubo riesgo de morir de que la infección se fuera a los nervios o al cerebro”, comentó.
Historia de una infección
El jueves 15 de octubre fue intervenida quirúrgicamente por Raúl López Infante, amigo de la cantante desde hace 25 años y quien le quitó una placa de plástico de 20 por 25 centímetros que se le había formado y subido al cóccix.
“Vine a pedirle ayuda al doctor Raúl López Infante y al doctor Videgaray. Sé que fue una falta de salubridad, fue algo que no se debe hacer, quiero decirlo ahora ‘No crean en muchas cosas’, para mí es una gran lección, porque estoy saliendo adelante”, señaló Alejandra.
“Fueron dos meses de estar buscando doctores. Estoy contenta porque era una operación muy arriesgada y estoy muy agradecida con ustedes (prensa) que han estado pendientes; quiero decir que estoy muy contenta, me estoy recuperando y seguiré con antibióticos y con la cama hiperbárica”, reiteró.
Acompañada de su equipo de seguridad , mánager, familia y fans que se escabulleron por primera vez al hospital, recibió una ovación y aplausos.
Todo comenzó cuando el primero de agosto la cantante acompañó a su hija, Frida Sofía a unos juegos mecánicos en Orlando y al salir de uno de ellos notó que tenía una bola en la espalda “Mi cuerpo hizo cuanto pudo para defenderse de este objeto extraño. Gracias a que me di cuenta, luego de sufrir espantosos dolores, me practicaron una resonancia magnética en Miami, después visité a varios médicos: un neurólogo, endocrinólogo, dermatólogo, ortopedista y un oncólogo. Al final me practicaron una biopsia y verificaron que esa bola era benigna; sin embargo, quiero decirles que sí corrí el riesgo de morir y tener una deficiencia renal, porque si la infección subía al cerebro, afectaba a los nervios o la sangre, en estos momentos ya estaría en otro lado”, expresó.
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