México, D.F. / Nov. 13
El embajador de los Estados Unidos en México, Antonio O. Garza, aseguró que los expertos de su país que participaron en las investigaciones para esclarecer el desplome del jet ocurrido el pasado 4 de noviembre, en el que falleció quien fuera secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, le comunicaron que hasta ahora no hay indicio alguno de que se haya tratado de un sabotaje o atentado, y sí de un “trágico accidente”.
“He estado en contacto regular con el jefe del equipo del Comité Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), y hoy hablé con él una vez más. Él parte de México mañana para regresar a Estados Unidos. Me confirmó que, a la fecha, nada en la grabadora de datos de vuelo, la grabadora de voz de la cabina, o cualquier otra evidencia recuperada en la escena del trágico accidente, indica que haya sido causado por sabotaje o actividad criminal”, manifestó a través de un comunicado.
“La fase preliminar de la investigación ha concluido, pero el NTSB seguirá asistiendo a la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el examen de la evidencia y la realización de simulaciones para tratar de entender mejor lo que sucedió”, añade el diplomático.
“El jefe de nuestro grupo del NTSB me informó que sus expertos y otros investigadores de accidentes de México, los Estados Unidos y el Reino Unido trabajaron como un solo equipo, bajo el liderazgo de la DGAC. Regresa muy impresionado por la calidad de la investigación que ha conducido la DGAC. Nuestros investigadores tuvieron acceso completo al sitio desde la mañana siguiente al accidente, y trabajaron hombro con hombro con sus contrapartes mexicanos para efectuar una investigación profesional y a fondo”, dijo.
Apuntó: “En cuanto el gobierno de México se puso en contacto con nosotros respecto al accidente, trabajamos aquí en México y en Washington para reunir a los mejores investigadores de desastres aéreos que los Estados Unidos podían ofrecer, dirigidos por el NTSB. Esta organización investigó más de 2 mil accidentes de aviación (en su mayoría menores) en Estados Unidos el año pasado y, bajo acuerdos internacionales, docenas de accidentes de consideración en otros países que involucraron aviones o partes de manufactura estadounidense.
“En cada caso consideran la condición de la aeronave, las operaciones de vuelo de los pilotos y del control aéreo, al igual que las condiciones climatológicas, para determinar la causa probable del accidente y para hacer recomendaciones con el objeto de evitar que se repita. Revisan las grabadoras de voz en la cabina del piloto y la de datos de vuelo, recaban toda la evidencia física posible, documentan el sitio del impacto y analizan los restos, las turbinas y otras partes del avión. En este caso trabajaron estrechamente bajo la dirección de la DGAC, la cual tiene completo control de la investigación. Aunque ya todos los investigadores de Estados Unidos. han salido de México, continuarán en coordinación con la DGAC y regresarán de ser necesario al continuar la investigación.
“Me ha impresionado la transparencia con la que el gobierno de México está realizando esta investigación. El secretario Téllez ha informado periódica y detalladamente a través de los medios. La evidencia preliminar indica que el siniestro fue un trágico accidente; ahora debemos esperar las conclusiones finales de la Dirección General de Aviación Civil”, finaliza el embajador Garza.
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