Ciudad del Vaticano.-
El Papa Francisco urgió hoy a las congregaciones e institutos religiosos católicos a destinar sus casas o conventos vacíos a la acogida de los pobres y no convertirlos en hoteles para ganar dinero.
Durante su visita al centro Astalli, una estructura dedicada a la atención de refugiados gestionada por la Compañía de Jesús y ubicada en un céntrico local de Roma, el pontífice subrayó la necesidad de trabajar con los más necesitados.
El líder católico recorrió las instalaciones, saludó a los voluntarios y a un grupo de unos 20 inmigrantes que recibía alimentos, además de rezar en la capilla del lugar.
Después se trasladó a la vecina Iglesia de Jesús, donde se reunió con unas 500 personas y escuchó el testimonio de dos refugiados: Adam, de origen sudanés, y Carol, originaria de Siria.
En su discurso, el líder católico destacó la importancia de la acogida a quienes lo necesitan, no ofreciéndoles sólo un sandwich, sino dándoles la oportunidad de abandonar su condición de pobres.
A los institutos religiosos invitó a “leer seriamente y con responsabilidad” los signos de los tiempos, en los cuales Dios llama a vivir “con más valentía y generosidad” la acogida en las comunidades, en las casas, en los conventos vacíos.
“Queridísimos religiosos y religiosas, los conventos vacíos no sirven a la Iglesia para transformarlos en hoteles y ganar dinero. Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo que son los refugiados”, dijo.
“Cierto, no es algo simple, se requieren criterio, responsabilidad, pero es necesaria también la valentía. Hacemos tanto, quizás estamos llamados a hacer más, acogiendo y compartiendo con decisión lo que la Providencia nos ha donado para servir”, agregó.
El pontífice insistió en la urgencia de superar la tentación de la mundanidad espiritual para estar cercanos a las personas simples y, sobre todo, a los últimos.
“¡Tenemos necesidad de comunidades solidarias que vivan el amor de modo concreto!”, clamó.
El Papa destacó la riqueza humana y religiosa de los inmigrantes, que se debe acoger y no temer.
Sostuvo que cuando el cristiano se propone servir significa arrodillarse ante quien lo necesita y tenderle la mano, sin cálculos, sin temores, con ternura y comprensión.
Precisó que servir significa trabajar junto a los más necesitados, establecer con ellos relaciones humanas, de cercanía y vínculos de solidaridad.
Constató que la solidaridad es una palabra que “da miedo al mundo desarrollado” y por lo tanto se busca no decirla, porque es casi una mala palabra.
Servir significa reconocer y acoger las demandas de justicia, de esperanza y buscar juntos los caminos, las sendas concretas de liberación, indicó el Papa Jorge Mario Bergoglio.
“Los pobres son también maestros privilegiados de nuestro conocimiento de Dios, su fragilidad y simpleza desenmascaran nuestros egoísmos, nuestras falsas seguridades, nuestras pretensiones de autosuficiencia”, sostuvo.
“La caridad que deja al pobre, así como está no es suficiente, la misericordia verdadera es aquella que Dios nos dona y nos enseña, pide la justicia, exige que el pobre encuentre el camino para no serlo más”, estableció.
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