Monterrey, N.L. / Nov. 16
La trayectoria del diestro Eloy Cavazos culminará hoy con una corrida que se realizará en la plaza que lo vio nacer como matador, la Monumental Monterrey, donde alternará con el rejoneador Gastón Santos y Alejandro Amaya, ante toros de Bernaldo de Quiroz.
Sin duda este festejo quedará en la memoria de propios y extraños porque se irá de los ruedos una figura del toreo en México, quien logró un récord de corridas, ya que hasta antes del festejo de su adiós ha participado en mil 906, en las cuales ha cortado tres mil 970 orejas, 706 rabos y nueve patas, ha logrado 38 indultos y otorgado 62 alternativas.
Tras tomar la alternativa el 28 de agosto de 1966 en la Monumental Monterrey de manos de Antonio Velázquez, con Manolo Martínez como testigo, y ante toros de Mimiahuápam, el coleta se abrió camino en diferentes plazas del mundo.
El diestro, quien confirmó su alternativa el 14 de enero de 1968 en la Monumental Plaza México de manos de Alfredo Leal, con Jaime Rangel como testigo, ante reses de Jesús Cabrera, recordó que en esa tarde de su doctorado no tuvo la mejor presentación, ya que recibió un par de cornadas.
Sin embargo, ese tipo de percances no lo detuvieron en su andar y con alegría recuerda que el 20 de mayo de 1971 confirmó una vez más su alternativa en la plaza de Las Ventas de Madrid, con Miguel Mateo “Miguelín” como padrino y Gabriel de la Casa de testigo, con toros de José Luis Osborne, y abrió la puerta grande del coso ibérico.
Incluso, en la sala de su casa, donde se realizó la entrevista, tiene disecada la cabeza de “Retoñito”, de José Luis Osborne, que pesó 541 kilogramos, con el que confirmó su doctorado y al que logró cortarle una oreja.
Un año después, el 27 de mayo de 1972 volvió a abrir la puerta grande del coso de la capital española al salir a hombros, y también tiene en su hogar la cabeza de “Azulejo”, de Amelia Pérez Tabernero, de 600 kilos, que toreó en aquella tarde.
“Hace 36 años que un torero mexicano no vuelve a abrir la puerta grande de Madrid, es una satisfacción muy grande que me llevo y si pudiéramos decir con qué me quedo de mi carrera como torero, son esas dos puertas grandes, que me las llevo en mi corazón y que va a ser un reto muy grande para muchas generaciones”, aseveró.
Durante el paso de los minutos en la charla se evidencia que para el matador es difícil recordar todos los momentos gratos y difíciles de su carrera porque se acerca el adiós y dice “agradezco a Dios haberme permitido torear con varias generaciones”.
“Toree con Francisco Rivera Ordoñez, con su padre Francisco Rivera `Paquirri`, su abuelo Antonio Ordóñez y su tío abuelo Luis Miguel Dominguín. Agradezco a Dios porque a pesar de que los toros me lastimaron mucho, 20 cornadas y 15 fracturas, me permitieron seguir ejerciendo mi profesión”, dijo.
Sin duda, la Monumental Plaza México fue de suma importancia en su trayectoria y con nostalgia recuerda que en ese embudo hubo muchos contrastes dentro de su carrera, triunfos impresionantes y tardes para el olvido.
Sin embargo, los trofeos fueron significativos porque cortó ocho rabos y alternó con figuras como José María Manzanares, Paco Camino, Enrique Ponce, sólo por mencionar algunos.
Eloy Cavazos se despidió del coso capitalino el 16 de diciembre del 2001 alternando con Jorge Gutiérrez y Eulalio López “Zotoluco”, con toros de Julio Delgado y Xajay. Cortó dos apéndices.
Tras esa tarde, el diestro continuó con su trayectoria y el 31 de mayo del 2002 se despidió de Las Ventas de Madrid, alternó con los españoles Enrique Ponce y Miguel Abellán.
Con entusiasmo, Cavazos comenta que ahí vivió también un momento relevante porque brindó un toro al Rey Juan Carlos, de nombre “Llamito”, de la ganadería de Aldeanueva, y la cabeza también figura en la sala de su casa como uno de los trofeos más preciados.
Para el matador, las satisfacciones han sido muchas y otra de ellas es un trofeo que ha colocado en un mueble que se ubica prácticamente a la entrada de su hogar, es el otorgado por la Comunidad de Madrid como “Torero de Puerta Grande” que entrega a aquellos diestros que han salido a hombros de Las Ventas.
Otra de las alegrías para él es haber recibido en El Vaticano la bendición del ahora fallecido Papa Juan Pablo II, cuya fotografía está también a la entrada de su domicilio y al pie de ella una Biblia y figuras e imágenes religiosas.
Para Eloy Cavazos, todo ello no lo habría logrado si el apoyo de su familia y de dos personas que lo han acompañado prácticamente durante toda su carrera, su apoderado Rafael Báez, y su mozo de espadas, Antonio Franco “Tableado”.
“Creo que son pilares de esta carrera, en ello me sostuve, ellos me fortalecieron, siento que Rafael Báez me adoptó desde que tenía 15 años, me enseñaron a ser un ser normal, me enseñaron a coger unos cubiertos, a bañarme a diario, tener un juego de ropa diario, coger un lápiz y escribir porque yo no terminé mi primaria.
“Fue gente que aparte de apoyarme como torero, como seres humanos fueron lo máximo para mí, y `Tableado` fue mis ojos, veía los toros por mí, siempre que se hacía una contratación tenía que aprobar los toros, visitó todas las ganaderías del mundo, en Francia, Colombia, España, México, todas, ha estado conmigo durante muchos años”, indicó.
La tristeza de decir adiós a los ruedos será difícil de superar para el matador, pero lo único en que piensa es estar solo el 17 de noviembre, un día después del festejo de despedida, en la ganadería de su hijo Jaime Cavazos, llamada “Las Ventas”, aunque sea por unas horas.
“Mi familia, muchos quisieran que ya fuera 17 de noviembre y yo quisiera que se detuviera el tiempo”, agrega el coleta con un semblante de tristeza porque precisamente las manecillas del reloj continúan su marcha, se acerca el momento de escuchar el tema de las golondrinas en la plaza y de cortarse el añadido.
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