México, D.F.-
“No soy un monstruo, estoy enfermo”, fueron las palabras con las que Ariel Castro se definió en el juicio por el secuestro de tres mujeres que duró 10 años en Cleveland.
Ante el juez Michael J. Russo, Castro, de origen puertorriqueño, con 52 años, se dijo una víctima de la adicción a la pornografía, sin embargo la fiscalía le recordó que las verdaderas víctimas fueron aquellas mujeres a las que “las hizo esclavas y las trató como si no fueran personas”.
Hace unas horas, el cuerpo de ese hombre fue encontrado rígido, luego de colgarse en su celda del Centro de Recepción Correccional en la ciudad de Oriente, al sur de Columbus.
RAPTO Y FESTEJO
Conductor de autobús escolar, Castro no era la persona más sociable en el vecindario de Claveland en el que vivía. Su casa, donde mantuvo encerradas a Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús por una década, estaba tapizada para evitar el contacto con el exterior.
Moreno, de complexión robusta, calvo y aislado, Castro era violento y con tendencia a utilizar el encierro como castigo, incluso, antes de que secuestrara a las tres jóvenes que mantuvo cautivas por una década.
El puertorriqueño acostumbraba “celebrar” el secuestro de Michelle, Amanda y Gina. Compraba pastel y cenaba con ellas, en un ritual que ofrecía a sus víctimas, tras amenazas y violaciones.
Las tres mujeres relataron en mayo pasado, al ser liberadas por un vecino que escuchar gritar a una de ellas, que ocasionalmente eran encadenadas por Ariel para reforzar su control sobre ellas.
CON HISTORIAL DE ENCIERRO
Mucho antes de ser llamado “El monstruo de Cleveland”, Castro ya había sido acusado por el Tribunal de Relaciones Domésticas del condado de Cuyahoga de violencia doméstica contra su ex esposa, Grimilda Figueroa, y las hijas de ésta.
A Grimilda acostumbraba encerrarla en el departamento que compartían cuando discutían. En diversas ocasiones la golpeó, al igual que a sus hijas, a quienes secuestraba e impedía que su madre las viera.
Su ex mujer murió de cáncer en 2012 y aunque se separaron mucho antes, se desconoce cómo hizo Ariel para secuestrar en 2002, 2003 y 2004 a tres jóvenes, mientras aún tenía una relación con Grimilda.
SECUESTRADOR EN RECLUSIÓN
Castro recibió una condena a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional el pasado 1 de agosto por el cargo más grave al que se enfrentaba, el de homicidio agravado, por supuestamente golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto.
Por el resto de los casi mil cargos, entre ellos cientos por violación, Castro recibió varias condenas consecutivas que sumaban otros mil años más en prisión, sin embargo él acortó su condena en reclusión al suicidarse, a tan sólo un mes de estar en esa celda.
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