¿En qué estaba pensando Carlos Valenzuela Valdéz, secretario de Desarrollo Social del Municipio de Matamoros cuando llevó despensas de los damnificados a su restaurante?
El funcionario matamorense usaba una oficina localizada a un lado de su negocio para concentrar las despensas que después serían repartidas entre los damnificados del huracán Dolly, pero el Ejército consideró que esa práctica se prestaba para malos manejos, así que decidió decirle a Valenzuela Valdéz que mejor las llevara al salón Mundo Nuevo.
Y aunque se dice que no arrestaron al funcionario, sí se le conminó a que entregara las despensas.
Lamentable caso porque de lo que está cansada la ciudadanía es de observar esa clase de prácticas entre funcionarios públicos quienes una vez que son cachados en la movida, argumentan que todo llevaba un fin altruista.
Por eso insistimos que el manejo de recursos públicos debe transparentarse y tal vez contribuya a ello la participación en Matamoros de 300 brigadistas voluntarios en el reparto de los apoyos enviados a través del Fondo Nacional para Desastres Naturales, Fonden.
A partir de ayer los brigadistas de Matamoros recorren las zonas afectadas por el huracán localizando a quienes recibirán la ayuda proveniente del fondo nacional.
En la ceremonia donde dieron arranque a estos trabajos voluntarios participaron funcionarios de los tres niveles de gobierno, Valenzuela Valdéz también estuvo presente y según nos platican, su rostro no delató que se sintiera incómodo por la llamada de atención que recibió por parte del ejército.
La sociedad civil no puede, ni debe dejarle todo el control al gobierno en lo que por derecho y obligación le corresponde, porque sucede eso que vimos en Matamoros donde un funcionario pecando de “responsable” se extralimitó en sus funciones y a menos que el alcalde Erick Silva decida darlo de baja, cosa que sería muy conveniente, lo más seguro es que todo quede en un incidente “sin importancia”.
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