La semana pasada recibí varios correos electrónicos de un asiduo lector de esta columna con quien debatí inútilmente porque, analizando el contenido de sus textos, tiene el hierro de Francisco García Cabeza de Vaca. Aunque tampoco descarto que fue él mismo o uno de sus mosqueteros.
Y razones hubo de sobra para que mi bandeja de Hotmail recibiera ese tipo de correspondencia plagada de insultos, como pasó con mayor frecuencia el año pasado cuando Hora Cero desnudó la corrupción en Reynosa en la pasada administración, sin incluir los dineros que se robaron de su partido.
Que un periódico haya publicado con pruebas que Cabeza de Vaca y sus secuaces metieron las uñas en las finanzas del PAN, eso duele, y mucho. Por eso no me extraña que tenga más enemigos que amigos dentro del equipo que aún adora al corrupto ex alcalde de Reynosa, principalmente de esos que se hicieron millonarios en un abrir y cerrar de ojos. Muchos que ahora lloran cuando pasan frente a la Presidencia Municipal y la Comapa.
Los casi 10 mil pesos que indebidamente el partido reembolsó al actual regidor Roberto Carlos Rodríguez Romero es sólo la punta del iceberg del robo que cometió un selecto grupo contra su propio organismo político, porque en septiembre de 2007 el susodicho ya no tenía cargo alguno en el comité municipal del PAN de Reynosa.
Rodríguez Romero se fue de viaje de placer a Dallas, Texas, todo pagado por Acción Nacional. Dizque fue a una comisión especial cuando ya había dejado la cartera que encabezaba, en carta fechada dos meses antes: el 9 de julio de 2007 para irse a la planilla de Gerardo Peña Flores.
El regidor asegura que no es fanático del deporte de las tacleadas, pero con dinero ajeno a quién no le gustaría ir a un concierto de gorra, a un crucero o ir a jugar a Las Vegas –otra de sus aficiones desde que dejó de ser pobre al venderle su alma a Cabeza de Vaca–, el sitio turístico de sus preferencias.
Si tantas ganas tenía Raúl García Vivián de derrochar el dinero de su partido mandándolo al extranjero, el diputado federal y dirigente albiazul debió abrir su cartera y pagar el viaje, porque lo que demostró Hora Cero fue una violación al manejo de los recursos públicos del PAN.
Un dinero entregado y fiscalizado por el Instituto Federal Electoral que fue mal utilizado por Raúl García Vivián y Roberto Carlos Rodríguez Romero, en tiempos cuando ese grupo de delincuentes se sentía dueño de los dineros del Ayuntamiento y del mismo organismo político.
Las pruebas publicadas por nuestro periódico no mienten. Y para muestra basta otro botón: en la póliza del cheque está en blanco el espacio donde se debe escribir el concepto por el cual se reembolsaron los 10 mil pesos al viajero frecuente. Y repito, el monto del dinero es lo de menos.
¿Alguna otra duda? Y cambiando de tema, si aún quedaba un vestigio del cabecismo en Tamaulipas, éste ya fue sepultado el fin de semana al perder cuando sus candidatos perdieron en Matamoros y Ciudad Madero en donde se renovaron las dirigencias municipales panistas.
Mientras tanto la fuerza del senador José Julián Sacramento se fortalece entre los militantes, porque en el PAN de Tamaulipas no todo es mugre, lástima por algunos que mancharon sus siglas.
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