Dallas, Texas. / Noviembre 10.-
El presidente Barack Obama dijo hoy al encabezar la ceremonia en memoria de los 13 soldados víctimas de la mayor masacre registrada en una instalación militar estadunidense,
que ninguna fe justifica actos “homicidas y cobardes”.
Al hablar ante unas 15 mil personas reunidas en el interior del Fuerte Hood, Texas, a unos pasos de donde ocurrió la tragedia, Obama afirmó que la muerte de los soldados en esa base militar, es más dolorosa e incomprensible que las que se registran en el frente de
batalla.
“Este es un tiempo de guerra y aún estos estadunidenses nomurieron en un campo de batalla extranjero. Fueron muertos aquí, en suelo estadunidense, en el corazón de esta gran comunidad americana”, dijo el presidente.
“Este es el hecho que hace a la tragedia incluso más doloroso, aun más incomprensible”, señaló.
Las autoridades mantienen detenido como presunto responsable de la masacre al Mayor del Ejército Malik Nidal Hasan, quien convaleceen un hospital de San Antonio, Texas, tras ser lesionado por policías militares que respondieron a su ataque.
De acuerdo con testigos, Hasan un psiquiatra del ejército de religión musulmana, grito “Ala es Grande, Ala es Grande”, momentos antes de comenzar a disparar contra los soldados en un centro de procesamiento médico de Fort Hood.
En su discurso, pronunciado frente a las familias de lasvíctimas y algunos de los soldados heridos en el ataque, Obama prometió un trato justo para la persona que causo la tragedia.
“Somos una nación de leyes cuyo compromiso con la justicia es tan firme que trataremos al atacante y le daremos un proceso debido”, señaló Obama. El homicida se las verá eventualmente con la justicia,”en este mundo y en el próximo”.
Obama recordó a cada uno de los 13 soldados que murieron, nombrándolos por su nombre y dando detalles de sus vidas.
“Estos hombres y mujeres vinieron de todas partes del país. Algunos tenían largas carreras en el ejército. Otros se habían enlistado tras los ataques del 11 de septiembre (2001) y algunos habían visto combates intensos en Irak y Afganistán”, afirmó.
“Sus vidas hablan de la fuerza, la dignidad, la decencia de aquellos que sirven, y es así como serán recordados”, señalo el presidente.
Obama, quien acudió a la ceremonia acompañado de su esposa Michelle, habló en un escenario en el que fueron colocadas las fotografías de todas las víctimas y en cuyo alrededor se colocaron 13 monumentos al soldado caído, personificado cada uno con un par de botas, un rifle y un casco.
Al evento, que se apegó a la tradición castrense de actos luctuosos, con invocaciones religiosas, cantos y el saludo de 21 cañonazos, asistieron el vicepresidente Joe Biden, el secretario de Defensa, Robert Gates y el gobernador de Texas, Rick Perry, entre
otros funcionarios.
Antes, en el inicio de la ceremonia, el teniente general, Robert Cone, comandante general del Fuerte Hood, dijo que las víctimas eran originarias de 11 entidades del país y sus edades eran de los 19 a los 62 años.
De los 13, tres eran mujeres y entre todos tenían 19 hijos y uno más que venía en camino.
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