México, D.F. / Noviembre 22.-
Comer en la calle en tiempos de crisis lleva a consumir harinas refinadas, combinar maíz con aceite oxidado y echar mano de las tiendas de conveniencia para ingerir alimentos de preparación instantánea.
La mezcla resultante es un riesgo para la salud de los comensales callejeros, advierten especialistas en nutrición.
La directora de Nutrición del Centro de Orientación Alimentaria, Julieta Ponce, asegura que las personas que comen en la calle, no miden el costo a futuro.
Comen lo que pueden pagar, sin pensar que terminarán por pagar al paso del tiempo los daños a su salud cinco veces más de lo que ahorraron en comida, dice.
“La gente come por el precio y por la conveniencia de lo que esté más rápido y a la altura de las manos, fogones y sartenes”, afirma Julieta Ponce.
Un estudio de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) referido por Ponce, destaca que a nivel nacional de 30% a 40% del consumo calórico de la población ocurre en la calle, pero en el Distrito Federal alcanza de 60% a 70%.
El presidente nacional de ese organismo, Francisco Mijares Noriega, declaró en abril pasado que hay más de 70 mil puestos informales de comida en las calles de la capital.
Según la creencia más común sobre la alimentación en México, el sobrepeso se deriva de comer productos elaborados con maíz.
La nutrióloga, que es parte del centro nutricional, niega que eso tenga algún sustento científico, porque el maíz es un cereal como la avena, el arroz, el amaranto y el trigo, recomendados para la dieta diaria.
Culpa, en cambio, al aceite oxidado empleado en la preparación de alimentos callejeros, como uno de los tres factores de riesgo para la salud de la gente.
directora de Nutrición del Centro de Orientación Alimentaria detalla que el problema no es comer una quesadilla sin grasa de flor de calabaza, porque es nutritivo y recomendado por especialistas. El riesgo, dice, es que las quesadillas, churros, donas, gorditas, pescados enharinados, carnitas, tamales, se fríen con aceite recalentado.
Explica que el aceite de origen vegetal no es dañino, sino que se recalienta, pues se vuelve espeso y caloricamente es igual a ingerir manteca. Su ingesta puede causar arteroesclerosis y problemas cardiovasculares.
Un empleado de una taquería callejera por la estación del metro Salto del Agua, dijo que reciclan el aceite porque esa es la ganancia para el patrón. En ese puesto emplean hasta dos días el aceite, “hasta que de plano ya está negro, lo tiramos”.
El daño que genera el aceite oxidado
Una señora que vende tamales fritos afuera de la estación Balderas del Metro exhibe en un comal un aceite renegrido y espeso, que asegura sólo durará un día. En un recorrido por puestos ubicados afuera de la estación Hidalgo, se encontraron puestos de venta de fritangas con aceite amarillo cristalino.
En el último año, las instituciones de salud detectaron 60 mil hipertensos en la ciudad de México. Ingerir harinas refinadas y refrescos es otro factor de riesgo para contraer diabetes, enfermedad que ocupa el primer lugar de mortandad en el país.
Un refresco equivale a consumir 11 cucharaditas de azúcar que se transforma en lípidos que aumentan los triglicéridos en la sangre.
En una economía en crisis otros productos recurrentes son las sopas instantáneas; contienen glutamato monosódico, una sustancia que les dar sabor, pero que concentra hasta 150 miligramos de sodio, y al sumarse con otros alimentos que tiene sal provoca que se rebasen los 240 miligramos que requiere una persona al día. Se trata de una sustancia que también tienen otros alimentos listos para consumirse como burritos envasados, papas en bolsa y salsas envasadas; son un riesgo silencioso porque causan hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
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