Miami, Fla. / Noviembre 22.-
La temporada 2009 de huracanes en el Atlántico ya concluyó para todos los efectos, a pesar de que de manera oficial termina dentro de una semana, indicaron expertos estadunidenses.
De acuerdo con el meteorólogo Jeff Masters, del sitio de internet Weather Underground de la Universidad de Michigan, y con William Gray, de la Universidad de Colorado, las características del viento hacen poco probable la próxima formación de tormentas tropicales.
La cizalladura del viento, es decir la diferencia en la velocidad del viento o su dirección entre dos puntos en la atmósfera terrestre, tiene una fuerza que impide la formación de tormentas.
El fenónemo de El Niño ha creado una fuerte cizalladura sobre los trópicos, con lo que “las probabilidades de una tormenta son muy, muy pequeñas en este momento”, dijo Gray.
Sin embargo, el Centro Nacional de Huracanes (CNH) estadunidense estimó que existe aún la posibilidad de que la cizalladura del viento se reduzca en las próximas semanas, y las aguas en el Caribe mantienen una alta temperatura que permitiría la formación de tormentas.
Hasta el momento, la temporada de huracanes en el Océano Atántico, el Mar Caribe y el Golfo de México ha registrado nueve tormentas con nombre, incluidos tres huracanes, una actividad muy por debajo de la media, y la más tranquila desde 1997.
El promedio de una temporada es de 11 tormentas con nombre, incluidos seis huracanes.
La temporada, que se extiende por seis meses entre junio y el 1 de diciembre, se mostró débil este año por la presencia del fenómeno de El Niño sobre el Océano Pacífico, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Hasta el momento se formaron nueve tormentas: Ana, Bill, Claudette, Danny, Erika, Fred, Grace, Henri e Ida, de los cuales, Bill, Fred e Ida alcanzaron la categoría de huracán.
Ida resultó el más peligroso, al devastar parte de América Central, pues sólo en El Salvador dejó alrededor de 196 muertos, un centenar de desaparecidos y más de diez mil damnificados, según datos oficiales.
El año pasado fue uno de los más activos, según los registros del CNH, con 16 tormentas tropicales, ocho de ellas convertidas en huracanes que dejaron al menos 900 muertos, la mayoría en Haití, y grandes destrozos en Jamaica, República Dominicana y Cuba.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que dirige al CNH, había pronosticado al inicio de la temporada de este año un mínimo de nueve y un máximo de 14 tormentas tropicales, y entre cuatro y siete huracanes.
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