Pasadena, Ca.-
Para jugar los últimos segundos, el árbitro cubano Marcos Brea tuvo que sacar del campo a varios martiniqueses embriagados de placer.
Festejo apenas ad hoc con la proeza que acababan de presenciar. El mágico zurdazo de Fabrice Reuperne (92’) no sólo bañó de justicia el marcador… Otorgó a Martinica su segundo triunfo (1-0) en la Copa de Oro (9 partidos).
Refrescante inicio de un certamen que suele caracterizarse por el bajo nivel de sus participantes, aunque obsequia historias como la escrita ayer sobre el legendario césped del Rose Bowl.
Canadá lucía amplia favorita para llevarse las primeras tres unidades que repartía el Grupo A, más se encontró con un grupo de guerreros dispuestos a asestar el primer batacazo del torneo.
Lo demostraron desde el primer segundo. Basándose en su potencia física y arrojo, los caribeños asfixiaron a un rival sorprendido e impotente para contrarrestar los múltiples cambios de posición ensayados por los futbolistas de Patrick Cavelan.
Frédéric Piquionne y Yoann A. C. Arquin desquiciaron a los espigados zagueros centrales norteamericanos, quienes fueron rescatados en varias ocasiones por el guardameta Milan Borjan.
Pese a esto, los canadienses se las ingeniaron para crear peligro en el arco de Martinica. La opción más importante fue del delantero Tosaint Ricketts, cuyo cabezazo estremeció el travesaño de Martinica, cuando iniciaba el segundo tiempo.
Aproximación que no minó el espíritu de una selección dispuesta a hacer historia.
Mientras los representantes del departamento de ultramar francés construían un hito, el estratega español Benito Floro la pasaba mal en uno de los antiguos, pero lujosos palcos del Rose Bowl.
El ex director técnico del Real Madrid, el Villarreal y el Monterrey, entre otros, asumirá como timonel del combinado canadiense en agosto. Tendrá mucho trabajo.
Quedó comprobado cuando Reuperne midió aquella pelota fuera del área norteamericana. Lo demás fue historia en su estado más puro.
Eso explicó la invasión que Brea contuvo durante algunos segundos, porque el éxtasis se desbordó tras el silbatazo final. Martinica dio la sorpresa… Y apunta a los cuartos de final.
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