Permítanme compartirles algo que me dijo una de mis hermanas hace algunos años, cuando Vicente Fox estaba en campaña por la presidencia.
Una de esas veces que veíamos a Fox por televisión, Chepita mencionó algo que ahora que lo recuerdo no estaba alejado de la realidad, dijo “ese hombre está loco, tiene mirada de loco”.
Hoy, al conocer el dictamen del Vaticano que le prohíbe al ex presidente casarse con su Dulcinea Martha, a menos que reciba ayuda profesional para manejar el desajuste de personalidad que tiene, que derivó por cierto en la autorización de la Iglesia Católica para anular su matrimonio con Lilián de la Concha, se hacen más presentes las palabras de mi hermana, quien nunca ha conocido personalmente al guanajuatense pero pudo formarse una opinión sólo viéndolo y escuchándolo por televisión.
Y obvio, mi hermana no votó por él en el año 2000. Pero el resto de los mexicanos que sí sufragaron a su favor seguro se sentirán un poco culpables de haber puesto el país durante seis años en manos de alguien que, al menos para el Vaticano, no tiene una salud mental que le permita casarse.
Supongo que ese diagnóstico también es aplicable para alguien que quiere dirigir una nación.
El dictamen eclesiástico nos llama a analizar lo que la priista Dulce María Sauri planteó; la ex senadora envió el 14 marzo de 2006 una iniciativa para obligar al acceso público el estado de salud de un gobernante.
Ella argumentó que el tema es crucial para la ciudadanía porque debe conocer cuál es el estado físico y mental de su jefe de Estado.
Esa iniciativa se congeló en las comisiones de Gobernación y Estudios Legislativos del Senado, tal vez sea el momento de desempolvarla para evitar daños mayores en un futuro.
De por sí el asignarle poder a un ser humano influye para que le cambie la personalidad, imagínese los resultados si esa persona ya tiene trastornos mentales o presenta alguna enfermedad.
Cuando Dulce María Sauri elaboró esa iniciativa se mencionaba que Fox tomaba Prozac, un medicamento antidepresivo muy potente.
Esa vez la ex senadora aludió al ex presidente Adolfo López Mateos, quien padecía migrañas crónicas que le obligaban a permanecer en reposo constante y a despachar asuntos oficiales en habitaciones aisladas y sin luz. Su padecimiento se confirmó un año después de dejar el cargo, cuando murió a consecuencia de un ataque cerebral.
Hoy el perredista Ricardo Monreal retoma el asunto y plantea que incluso deben someterse a ese escrutinio médico desde el presidente de la República hasta alcaldes y se debe determinar si son adictos a alguna droga o al alcohol.
Y en este punto es bueno aludir a las palabras del filósofo y escritor Fernando Savater, quien dice que “todos somos todo lo malo que nos dejan ser, lo cual debemos tratar de evitar”.
Y añade que la ciudadanía puede elegir deliberadamente de un modo sensato y voluntario, no permitir que la gente mala actúe impunemente y no tenga castigo, ni vea que es más cómodo ser corrupto.
Lo que dice Savater es aplicable tanto a los delincuentes, como a los políticos que no están capacitados para la función pública.
Discussion about this post