Monterrey, N.L. / Noviembre 27.-
Fue en diciembre del 2006 cuando Miguel Romero y Gerardo Acosta, ambos estudiantes de la carrera ingeniero químico administrador, decidieron dar un giro a su vida.
En un proyecto conjunto con otras personas, en ese año los jóvenes estudiantes acudieron a una brigada de construcción organizada por alumnos de prepa, en la cual acudieron a zonas rurales de muy escasos recursos.
Fue ahí donde se percataron de la precaria situación que vive tanta gente en el país, y pensaron “si algunos chavos de prepa pueden ayudar a tantas familias, ¿qué no pueden hacer los jóvenes universitarios que tienen más experiencia?”.
Esta pregunta y su gran deseo de ayudar a sus paisanos fue lo que los emprendió a una de las experiencias más gratificantes de sus vidas, la fundación del Programa de Vivienda Sustentable, mejor conocida como “PROVS”.
“Provs es un grupo de grupo de personas comprometidas con el desarrollo social sustentable del país, que aborda las carencias de la vivienda, el hogar y la vomunidad; cuya visión es generar oportunidades de vivienda y desarrollo integral, para mejorar el nivel de vida para poner en acción tecnologías y prácticas innovadoras y sustentables”, comentó Gerardo Acosta cofundador del proyecto.
Lo que se busca es trabajat en las áreas más necesitadas del país, para apoyar sus acciones con esfuerzo, corazón, pasión y razón, dijo.
Este proyecto se planteó como un servicio social de impacto ante la comunidad estudiantil del Tecnológico de Monterrey, con el apoyo de Habitat, una asociación civil que se encuentra alrededor del mundo, para desarrollar comunidades con gente de bajos recursos a través de la construcción y renovación de casas, permitiendo así que cada persona tenga una vivienda adecuada en su comunidad.
Al tener tanta popularidad con los estudiantes, y al ver su primera necesidad, la de obtener recursos económicos para empezar a andar el programa y ser una entidad confiable, se decidió convertir PROVS en una asociación civil, proceso que se concretó totalmente hasta el 2008, cuando se convirtió en Programa de Vivienda Sustentable A.C.
Este programa se dedica a organizar brigadas de construcción en zonas rurales.
“Pues ahí es donde se encuentran los polígonos de pobreza más interesantes, ya que siendo pobre en una ciudad la ayuda llega mucho más rápido que al ser pobre en una zona rural apartada, donde la ayuda tarda mucho en llegar o simplemente no llega”, argumentó Acosta.
Las brigadas de construcción pretenden impactar en tres niveles: a la vivienda, a la familia y a la comunidad.
La función de PROVS principalmente es construir viviendas sustentables, pero el hecho de crear una vivienda sustentable no garantiza una familia sustentable, y mucho menos una comunidad sustentable, por ello es que la vivienda se construye a la par con la familia para enseñarle tecnologías sustentables de cómo construir las casas para que ellos esparzan sus conocimientos a los demás habitantes de la comunidad, creando así un mayor impacto que beneficie económicamente a los demás habitantes, aminorando los costos de construcción y manutención, dijo.
“Las brigadas de construcción PROVS consisten en sumergirse por más de una semana en una comunidad marginada del país. Construyendo hombro a hombro con los habitantes de las futuras viviendas, enriqueciendo de esta manera la experiencia de los voluntarios”, expresó.
Señaló que las actividades que se realizan, van desde cavar los pozos para los cimientos, hacer mezcla, poner blocks, hasta preparar la cimbra para colar los techos o colocar las láminas de los techos según sea el caso.
Durante las brigadas de bonstrucción se pretende que el voluntario actúe como promotor en la cultura ecológica: pues en los días de descanso de las brigadas se procura hacer un recorrido por las bellezas naturales de la región del país en la que trabajan, con el fin de promover la cultura ecológica de los voluntarios, en el desarrollo social.
“Los voluntarios se sumergen en la comunidad al trabajar con los habitantes y vivir las necesidades del ambiente durante varios días. De esta manera ellos se comprometen de una manera completa para trabajar en pro del desarrollo y crecimiento de la cultural local”.
Sobre la cultura sustentable, expresó que los voluntarios comparten con los habitantes de la comunidad conocimientos y técnicas sustentables, con lo cual podrán sustituir ciertas prácticas y satisfacer algunas de sus necesidades.
“En cuanto a la sustentabilidad de las construcciones se aplica en dos áreas los sistemas pasivos y tecnologías sustentables”, explicó Acosta.
Los sistemas pasivos tratan las cuestiones de iluminación, como crear una casa que absorba la mayor iluminación solar, los techos altos para la ventilación y la orientación de las ventanas, entre otras cosas.
“Mientras que las tecnologías sustentables sean tecnologías económicas y sencillas les ayuda a cubrir sus necesidades, como son la captación de agua en techos, ya que no cuentan con agua potable, estos techos son construidos de tal modo que al llover el agua que cae en el techo se canaliza a cierto contenedor”.
Esto implica, por ejemplo, poner un filtro de carbón activado o cerámica que el agua pueda ser tomada, además la implementación de estufas ahorradoras de leña, la construcción de letrinas secas, para evitar dañar los mantos acuíferos, regadoras solares, etc.
“A estas brigadas acuden como voluntarios y como realizadores de servicio social muchos jóvenes que están interesados en contribuir con estas acciones que ayudan el crecimiento de comunidades”.
A la fecha se han llevado a cabo brigadas en la Huasteca Hidalguense, en Veracruz y en Hidalgo, se han construido aproximadamente 45 casas, beneficiando alrededor de 150 personas directamente, y 300 personas indirectamente, según datos que proporcionó Acosta.
De manera directa se calcula un promedio de cinco personas por vivienda construida y de manera indirecta, a los vecinos y demás habitantes de la comunidad que se ven beneficiados con las enseñanzas de las tecnologías de sustentabilidad.
“A las brigadas pasadas acudían 80 voluntarios los cuales, llevaban sus casas de campaña y organizaban todo un campamento donde de manera muy organizada, ciertos equipos cocinaban mientras que otros realizaban actividades de construcción, como hacer mezcla y pegar blocs”.
EL PROCESO
En un principio el proceso de selección de una familia era muy sencillo para PROVS, ya que la asociación Habitat era un soporte muy importante para ellos y se encargaban de buscar a que familias serían las que se les apoyara con la construcción de sus viviendas.
Se buscaba de antemano no dañar el equilibrio de una comunidad, ya que en las comunidades que tienen limitaciones economías la mayoría de las familias viven en condiciones similares, en casas de laminas, madera y cartón.
“Por lo tanto se llega a hacer una construcción con materiales mucho más resistentes pude llegar a desatar un desorden en la gente, sin embargo todo ese proceso corría a cargo de Hábitat, quienes investigaban y mandaban contactos, y encontraban la forma de que el mismo ejido o comunidad a la que asistieran se pondrían de acuerdo que familia sería la beneficiada únicamente con la construcción”.
Así, y que esta familia se encargará de esparcir los conocimientos a los demás habitantes.
“Pero dicha familia debía de cumplir ciertos requisitos, debía conseguir el Maestro de la construcción ó en su defecto algún albañil con un poco de experiencia, y que la familia pagara costos muy reducidos a plazos muy largos”.
Sin embargo con la crisis económica que ha azotado muchas partes del mundo HABITAT no pudo seguir apoyando de la misma manera a PROVS, por ello al día de hoy la estrategia de PROVS ha cambiado.
“Ahora la meta que se pretende cumplir para diciembre del 2009 es construir un centro comunitario de capacitación y educación ambiental que sea auto sostenible para que tenga mayor impacto en la comunidad”.
PROVS, se encargará de la mano de obra de la construcción mientras que la asociación OCHUVA de administrarla y coordinarla al realizar tallares que enseñen a la comunidad desde cómo hacer conservas para posteriormente venderlas, trabajo de agricultura, entre otras cosas, el objetivo de esto es que ellos mismos generen recursos para su comunidad y vayan adquiriendo un desarrollo mucho más elevado.
“Haciendo una breve semblanza el objetivo de PROVS es ayudar con la mano de obra a las personas de muy bajos recursos que no son capaces de contratar trabajadores, para lograr este objetivo es necesario un arduo esfuerzo y una logística perfectamente planeada, de muchísimas personas, empezando con los organizadores, los voluntarios, las asociaciones que los apoyan, los jefes ejidatarios, etc.”.
Sin embargo Acosta aseguró que todo el esfuerzo dedicado a la organización y a la construcción y cada minuto que se dedicó a este proyecto antes y después de la brigada vale la pena.
“Con el s[olo hecho de al terminar la construcción ver la gran emoción y la inmensa felicidad de las familias beneficiadas, el ver los rostros de los niños jugando en lo que será su casa, sin preocupación de que en cualquier momento pueda destruirse”.
En PROVS hacer servicio social no es cumplir con un requisito académico, es crear un verdadero cambio en la vida de muchas personas, en aquellas familias que viven rezagadas rodeados de escases pero abundantes en cariño.
Los voluntarios son quienes buscan emprender la brigada donde conocen y sienten propias las condiciones en las que vive la comunidad, lo que causa que valoren lo privilegiados que son por el hecho de tener una llave en su casa que al abrirla les brinda un vaso de agua refrescante, sin tener que recorrer grandes distancias para obtenerla.
Es por eso que en el Tec de Monterrey este servicio social es tan popular y tan solicitado por los jóvenes, porque viven experiencias que nunca se imaginaron vivir, porque se dejan los lujos por un momento y llegan a sentir lo que vive el 24.2 por ciento de la población mexicana que vive en la pobreza y comprenden que el camino es muy largo y que una brigada de construcción beneficia pero no es suficiente.
Además lo cansado del trabajo se vuelve ameno, ya que al estar los jóvenes juntos, como un verdadero equipo trabajando nunca faltan las risas y las bromas que permiten que el trabajo no se sienta una carga, sino una satisfacción que al final de la brigada termina con un gran grupo de buenos amigos que comparten experiencias que jamás olvidarán.
Al preguntar a Gerardo Acosta que le ha dejado personalmente hasta ahora PROVS, con una sonrisa en su cara comentó “menos cabello, más ojeras…”.
Primero bromea para después contesta que le ha dejado muchos muy buenos amigos, una gran gratificación personal, aprendizaje en todo tipo de cuestiones como organización y logística, sobre todo la satisfacción al saber que la gente a la que está llevando como voluntarios se están comprometiendo con su país y su gente.
“Con una persona de los 80 voluntarios que van por brigada sienta que vale la pena ayudar y decida hacer algo al respecto así como en su momento lo hicimos Miguel Romero y yo, nos damos por bien servidos”, agregó.
Las anteriores palabras muestran lo comprometidos y el enorme entusiasmo que tienen estos jóvenes por lograr una verdadera trascendencia, cambiar vidas y crear un país más solidario, empático, que promueva la ayuda al necesitado, pero no haciendo el trabajo por él, sino junto a él, apoyándolo, enseñándole como hacerlo para que le sirva en un futuro, ya que es bien sabido que al que tiene hambre no hay que darle pescado, sino hay que enseñarle a pescar.
A corto plazo el consejo que integra PROVS, tiene como meta construir el centro comunitario este diciembre del 2009 y al mismo tiempo entrenar a la persona que seguirá llevando la batuta de esta asociación civil.
Los cofundadores, próximos a graduarse, no tendrán el tiempo que esta asociación necesita, esto no implica que dejen el proyecto, al contrario sino que involucren a más gente que este comprometida con este proyecto al 100 por ciento.
A largo plazo su visión es “tener una oficina con una persona contratada para que este yendo a las comunidades y reclute familias que les interese trabajar en este proyecto”.
Acosta agregó que está consciente de lo que esto implica, mucho trabajo, esfuerza y una ardua búsqueda de recursos económicos, para poder implementar este plan y para las construcciones.
Gerardo Acosta, Miguel Romero y todos los demás miembros del consejo se encuentran comprometidos para que PROVS no acabe con sus graduaciones, al contrario que sea un parte aguas, simplemente un capítulo más en la historia de PROVS y que crezca cada vez más.
Sin duda esta es la clase de personas que necesita México, gente que ame a su país, sus tierras y sobre todo su gente, personas comprometidas con el desarrollo de todos, no sólo de unos cuantos, personas que están dispuestas a organizar grupos, tomar autobuses y llevar ayuda a los lugares que ésta no llega.
Actualmente PROVS ha impactado para bien a un promedio de 350 personas, pero esto no basta, este número no es suficiente, y sus coordinadores están consientes de ello, y pretenden continuar hasta aumentar notoriamente esa cifra, una cifra que parece sólo un número, pero significan el bienestar y la felicidad de una persona, el camino es muy largo, pero estos jóvenes están dispuestos a recorrerlo lo más lejos que se pueda.
Redacción de Karla García y Mónica Cantú, alumnas del ITESM de LCC.-
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