México, D.F. / Noviembre 29.-
Con un resultado final de 1-1, América empató anoche a Monterrey, quien logró con esto su pase a semifinales en el Torneo Apertura 2009.
El hombre que tantas veces rescató al América en los tiempos oscuros, se fue cabizbajo del Estadio Azteca. Salvador Cabañas tuvo una de sus noches más erráticas con las Águilas, lo que resultó demasiado costoso para un equipo que continúa dependiendo de él, por más figuras que contraten para quitarle responsabilidad.
Los amarillos dejaron ir la ventaja y el boleto a las semifinales del Apertura 2009 justo en el partido en el que Jesús Ramírez no replegó tanto a su equipo.
Esta vez, apostó por incrementar el 1-0. Tener la clasificación debido a su mejor posición en la tabla era demasiado riesgoso. Chucho lo sabía, así es que decidió aguantar los embates del Monterrey con su mejor arma: la posesión de la pelota.
Casi le sale, de no ser por la inusual falta de contundencia del ariete guaraní, quien erró aquellas dos claras opciones, cuando los locales todavía ganaban.
Eso explicó la desesperación del estratega azulcrema después de la anotación de Humberto Suazo (79’), con quien minutos más tarde, protagonizó una absurda discusión que desembocó sin más con su expulsión del terreno de juego.
Ahora no fue Aldo de Nigris, pero el regiomontano volvió a ser importante. Le bajó la pelota a Humberto Chupete Suazo, cuya calidad y picardía fueron suficientes para meter a los Rayados entre los cuatro mejores equipos del torneo.
La sequía de goles en el Coloso de Santa Úrsula terminó en el mejor momento. Qué importó que fueran 414 minutos sin anotarle a las Águilas en casa. El de Suazo valió una semifinal.
Mientras que la entereza de Daniel Montenegro fue estéril. El Rolfi por fin fue ese talentoso todo terreno que la directiva amarilla le compró al Independiente.
Salvador Cabañas rubricó el tanto azulcrema, Montenegro puso el desequilibrio que demanda la Liguilla. El problema es que no encontró socios.
Se lució con un túnel sobre José María Basanta y aquel espectacular “sombrerito” a William Paredes, pero no todo fueron florituras. Los ventajosos servicios para gol que puso a Enrique Esqueda robaron aplausos, al igual que el sacrificio mostrado para recuperar balones.
Salió molesto de la cancha, con la frustración marcada en el rostro. Ya sabe lo que es fracasar con las Águilas, un equipo que sólo puede aspirar al título. Lo demás, no suele recordarse.
Juan Carlos Valenzuela también lo sabe. Por eso, fue otro de los que caminó al vestuario con la mirada absorta. El Topo estuvo cerca de ser el héroe, pero se fue con las manos vacías. Además de vender muy bien el golpe que Felipe Baloy le dio en el área regiomontana, realizó aquella barrida oportuna, cuando Osvaldo Martínez parecía empatar.
Jesús Ramírez lo dijo en la víspera: “Es igual anotar al minuto 89 que al uno”, aunque el tanto de Cabañas (43’) pareció tener una importante dosis anímica en ambos equipos.
Los visitantes norteños estaban a punto de llegar al medio tiempo con el empate que necesitaban con urgencia. El error de Baloy fue demasiado costoso.
Todos protestaron cuando Marco Antonio Rodríguez decretó el penalti, se sintieron robados. La realidad es que el panameño fue imprudente, se llevó a Valenzuela entre las piernas y el americanista hizo el resto.
Lograron reponerse en el complemento, cuando Víctor Manuel Vucetich se jugó el todo por el todo al sacar volantes y defensas, para dar paso a Abraham Carreño y Jesús Arellano.
Aún así, el guaraní Cabañas tuvo el gol del boleto a semifinales, pero ayer le tocaba ser el villano, justo en el regreso del América a una Liguilla, lo que tanto anheló por dos años.
Discussion about this post