Monterrey, N.L. / Diciembre 4.-
“¡Olé, olé, olé, olé, Aldo, Aldo!”, tributa la afición regiomontana al joven De Nigris. En breve lapso, la pérdida irreparable de su hermano Toño se convierte en motivo de inspiración. Dos goles suyos tienen en el infierno al Toluca y en la gloria a los Rayados. Tres anotaciones suyas, en la Liguilla, lo convierten en el héroe del momento en La Sultana.
Y el Monterrey, en quien pocos confiaban, está cerca de cobrar venganza sobre los Diablos Rojos, club que los derrotó cuatro años atrás, en este mismo escenario, en la final del Apertura 2005.
Si el Toluca no se transforma el próximo domingo en La Bombonera, la Pandilla regresará a la gran final del futbol mexicano, lo hará pisando firme y nada menos que ante uno de los equipos más ganadores en torneos cortos.
La victoria de esta noche (2-0) sobre la tropa del Chepo De la Torre no sólo resultó convincente por el buen futbol que presumió el Monterrey a lo largo de los 90 minutos, sino también el coraje y la inspiración de Aldo de Nigris comprobaron que el grupo de Víctor Manuel Vucetich está para grandes cosas. Desde su portero, Jonathan Orozco, decidido a contener toda la artillería del oponente, hasta el goleador de la Liguilla del Torneo Apertura 2009, Aldo de Nigris, con un rostro humilde, respaldado por la inspiración que aún le brinda El Tano desde lo más alto.
Congelados
Además del clima, que no es impedimento para los jugadores toluqueños, el desempeño de los regios petrificó a los otrora endemoniados.
Ya en la serie contra el débil San Luis, el Toluca había exhibido dudas y graves carencias, sobre todo en sector defensivo, donde la lentitud de Novaretti, el descontrol de Almazán y los titubeos de Dueñas, significaron un vía crucis para los pingos, peor aún, la media cancha roja no funcionó y ofensivamente Sinha no pudo ejercer el peso de otras ocasiones.
Bajo ese panorama, poco a poco, el Monterrey acorraló a su oponente, le complicó la salida, lo encerró. Y al minuto 37 dio el primer aviso, cuando Osvaldo Martínez cobró un tiro libre que rozó el travesaño de Talavera.
Vendría lo mejor. En el último minuto del primer lapso, Paredes recibe falta de Sinha en el callejón izquierdo. Suazo cobra la infracción y ante la salida del portero toluqueño, Aldo lo anticipó con la cabeza: su especialidad. El balón entró por el centro.
Lejos de conformarse, el Monterrey decidió matar.
En el minuto 66, Aldo recibió el balón con la marca de Almazán y Dueñas. Con más coraje que habilidad, se los quitó, y decidido disparó para vencer otra vez a Talavera a su izquierda. Un golazo, propio de la casta de los De Nigris.
El muchacho se convirtió en figura, la gente no dejó de ovacionarlo, e incluso tuvo para matar a los Diablos, pero en un mano a mano, en la jugada aparentemente más fácil, vació su tiro a un lado de la portería roja. Era el tercero.
La ventaja de dos goles parece suficiente, lo será en la medida en que el Monterrey decida pesar lo mismo dentro que fuera de su estadio.
Con un par de goles, el Toluca salvará la eliminatoria. Aún con un descalabro de un gol, el Monterrey llegará a la final. Esas son las expectativas de una serie que parece liquidada, pero los Diablos aún tienen su última oportunidad de reverdecer en el infierno, donde ya no se pueden perdonar ninguna pifia. Será vencer o morir.
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