Río de Janeiro, Bra.-
Hubo mucha más diferencia entre el campeón del mundo y el de América, que lo que dice el marcador final.
Inmensamente superior y apegado a su ya famoso tiqui taca, España le pasó por encima y asfixió a los uruguayos en cuanto a funcionamiento, pese a que sólo pudo ganar por 2-1.
Un concierto rojo que hizo bailar a la garra charrúa en el país de la samba. Un partido dominado a placer por los españoles, que se fueron al frente con relativa facilidad.
Pedro Rodríguez, a los 20 minutos de acción tras desviarse la pelota en el capitán uruguayo, Diego Lugano.
Ese fatídico desvío del defensor de la Celeste abrió el panorama para los europeos, que no estuvieron dispuestos a que sus rivales reaccionaran.
Fue un monólogo de España desde el inicio del juego. Una diferencia gigante entre lo hecho por uno y otro equipo. El campeón del mundo monopolizó el control del balón, 78% a 22%, sólo en el primer tiempo, sin permitirle a Uruguay hacerse de él o siquiera intentarlo.
Un minuto después de la primera anotación llegó el 2-0 con una gran jugada de Cesc. El mediocampista del Barcelona llegó con la pelota controlada hasta el borde del área, amagó con rematar y dio un pase a Soldado, quien recibió solo, sin marca y fusiló a Muslera.
Hubo juego hasta el golazo de Luis Suárez, al 87’, pero España hizo valer su jerarquía de campeón del mundo y favorito para ganar esta Copa Confederaciones.
Discussion about this post