Ciudad del Vaticano.-
El Papa Francisco analizó hoy con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, la situación política imperante en ese país tras la muerte de Hugo Chávez, así como la lucha contra la criminalidad y el narcotráfico.
Jorge Mario Bergoglio dialogó con el mandatario por unos 20 minutos, cara a cara y en privado, durante una audiencia en la biblioteca personal del pontífice, ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico del Vaticano.
“En el transcurso de las conversaciones se ha tratado de la situación política y social del país tras la reciente desaparición del presidente Hugo Chávez Frías, así como de diversas problemáticas actuales, entre ellas la pobreza y la lucha a la criminalidad y al narcotráfico”, indicó una nota vaticana.
“Se ha hecho referencia a la presencia histórica de la Iglesia católica en el país y a su decisiva aportación en los ámbitos de la caridad, de la asistencia sanitaria y de la educación y se ha concordado en la necesidad de un diálogo sincero y constante entre la Conferencia Episcopal y el Estado de cara al desarrollo de toda la nación”, agregó.
Estableció que ambos también pasaron revista a la situación regional latinoamericana y, especialmente, al proceso de paz en Colombia.
El sucesor de Chávez llegó hasta El Vaticano acompañado por su esposa, Cecilia Flores, y una nutrida delegación que incluyó, entre otros, a los ministros de Relaciones Exteriores, de Planificación, del Petróleo, el subsecretario de la Presidencia y el jefe de Estado Mayor del Ejército.
Poco después de las 11:00 horas locales (09:00 GMT) ambos se saludaron en la Sala del Troneto, la antecámara de la biblioteca. “Es un honor, ¡qué placer conocerlo! Estoy muy impresionado”, dijo Maduro al encontrar al Papa.
“Estoy feliz de estar aquí, pero sobre todo de conocerlo. Gracias por lo que está haciendo”, agregó el presidente que luego, una vez sentados ante un gran escritorio de madera, refirió al pontífice sobre el premio que recibió Venezuela de la FAO por su empeño contra la paz en el mundo en el último decenio.
Tras el coloquio privado y la presentación del grupo de funcionarios venezolanos, se pasó a un intercambio de regalos.
Maduro obsequió al obispo de Roma un retrato del prócer latinoamericano Simón Bolívar, un cuadro de la Virgen de Coromoto y, antes de despedirse, le obsequió una copia de la Constitución venezolana.
Además le entregó una estatuilla de José Gregorio Hernández (1864-1919), un médico muy venerado en su país y que está en camino a los altares. “Esperamos en la canonización porque es un santo del pueblo”, exclamó el mandatario.
El Papa, como ya lo ha hecho con otros presidentes, le regaló una copia del Documento de Aparecida que reúne las conclusiones de la conferencia de obispos de Latinoamérica celebrada en la ciudad brasileña de ese nombre en 2007.
Antes de despedirse, Maduro le pidió la bendición al líder católico, quien le marcó la señal de la cruz en la frente.
Más tarde Maduro se reunió, también en privado, con el “número dos” de la Santa Sede, el secretario de Estado Tarcisio Bertone, quien estuvo acompañado por el arzobispo Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.
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