Como si hubiera sido una tarde aciaga las corridas de toros fueron duramente embestidas por el coronavirus al enviarlas a la enfermería en estado crítico y al igual que muchos actualmente se encuentran “intubadas”.
Estos casi dos años de pandemia han representado tanto para toreros, empresarios, ganaderos y para todos los que conforman el espectáculo taurino y viven de este, grandes pérdidas en lo económico, en lo artístico y en el impacto negativo entre los aficionados alejándolos cada vez mas de su afición.
Sin duda la Fiesta Brava es una de las tradiciones culturales más añejas y con mayor arraigo en México, España y otros países donde aún se celebran festejos, no ha tenido la suerte de su lado, pues en los años recientes, las políticas de gobierno e intereses anti-taurinos han puesto a las corridas y al espectáculo taurino en un lugar difícil y complicado y ahora con la pandemia en una situación de pronóstico reservado para todos los involucrados.
La pandemia del coronavirus no solo ha causado estragos en los bolsillos y en falta de festejos pues el daño también se ha dado, en el proceso genético de los toros.
El toro bravo es una raza que alcanza su máximo potencial de bravura, trapío, peso, estatura y demás condiciones para ser lidiado en las plazas a los cuatro años y hasta los seis, por lo que, pasado ese tiempo, es imposible presentarlo en una corrida y está destinado a morir sacrificado en un rastro con las consecuentes perdidas económicas y genéticas.
Con la pandemia y la cancelación de corridas y novilladas en las plazas del mundo taurino, los ganaderos han tenido menguas millonarias en sus ingresos al haberse desfasado el proceso de crianza y venta del toro y con ello un perjuicio en las ganaderías y para los que de ella viven.
Recordemos que el toro bravo, lleva un control sumamente estricto en su crianza y desarrollo, desde antes de su nacimiento hasta que es enviado a las plazas para su lidia. El toro debe tener un manejo adecuado desde que está en la ganadería hasta que está en el ruedo, de lo contrario adquiere vicios de comportamiento que se manifiestan en las corridas a las que se envían solo a los toros que tengan una excelente presentación, tanto en el estado de sus carnes, como en el desarrollo de su cuerpo y de sus astas, porque la esencia del espectáculo taurino es la emoción que produce en el publico ver un toro con peso, altura, edad y presencia embistiendo.
En las últimas semanas hemos visto que en las plazas de toros españolas y mexicanas se han venido lidiando toros de cinco y hasta seis años, lo que también ha repercutido negativamente en el desarrollo de la lidia, del quehacer de los toreros y del espectáculo en general.
Esperemos que poco a poco se vayan dando mayor cantidad de corridas y novilladas y que el mundo taurino se reponga de esta grave cornada que la ha propinado la pandemia, pues hay que recordar que la fiesta brava vive de la taquilla que ingrese de cada evento y de los patrocinadores y no de los derechos de televisión como otros espectáculos deportivos.
Abogado litigante y Comunicador, ex Gerente de Núcleo Radio Monterrey, ex Gerente de Radio Fórmula Mty, ex Director de Comunicación Social del Mpio de Monterrey, ex Director de Comunicación de la Sria de Educación. Ex Coordinador y Conductor de Noticieros de Canal 28 y AW Noticias y del Programa Taurino “Toros y Olé” de Radio NL.