Crecí viendo una serie de drama que trataba sobre la vida de doctores y enfermeras en Chicago, Estados Unidos que se llamaba ER (Sala de Emergencias, en español). Cada vez que llegaba un paciente al hospital comenzaba la música dramática y todos lo atendían, para efectos dramáticos normalmente los enfermos tenían algún padecimiento poco común que captaba la atención de la audiencia y terminaba conectado a una máquina de Electrocardiograma.
Estos dispositivos médicos miden la señal cardiaca y en la pantalla despliegan una línea que si es horizontal significa falta de señal y si es vertical muestra la frecuencia de la señal del corazón. El fútbol mexicano esta conectado y muestra débiles señales de vida que conforme se acercan las rondas eliminatorias se incrementan en intensidad debido a la emoción de ver a un equipo avanzar y a otro eliminado.
La débil señal del espectáculo se debe a la falta de goles, de figuras que generen futbol espectáculo, técnicos con miedo a ser despedidos y un estilo de fútbol predominante en la liga que prioriza el replegarse sin arriesgar para evitar recibir goles y que como resultado ofrece pocos goles con algunas excepciones.
El sistema de liguilla aumentará las emociones y el ritmo cardiaco de manera momentánea pero la vuelta a la realidad pondrá en un dilema que seguramente en la liga ya estarán planeando como resolver, la competencia de las opciones de diversión que cada día aumentan.
Por ahora tendremos un placebo con la final de la Concachampions, afortunadamente el América calificó a la final, sino el interés hubiera sido mucho menor debido al impacto regional de Rayados, y hablo de interés por la popularidad del equipo mas no por su sello futbolístico cuya estampa es la efectividad sobre el espectáculo; Solari al igual que Aguirre son ordenados y con hambre de resultados, por lo que el espectáculo podrá esperar y dará paso a la emoción de tener un partido definitorio sin un mañana.
El ritmo cardiaco esta bajo y el aficionado puede encontrar una mejor medicina para entretenerse, más allá del plan de unirse con la MLS no se sabe de otra opción después de haberse retirado de competir en Sudamérica. Hace falta una revolución futbolística, local o del extranjero que inyecte emoción a este futbol, la liguilla mas el futuro descenso son picos del electrocardiograma que normalmente refleja señal débil del espectador.
O evoluciona o muere…solo el tiempo y los directivos lo dirán ya que la discusión mediática sigue estancada en la era jurásica. Me despido desde el Sillón del Análisis con reservas de la final de la final deseando que gane Rayados, pero con mayor probabilidad águila, que el espectáculo predomine.
Daniel Garza, 36 años, nacido en Monterrey, diseñador grafico, dedicado al servicio cliente en empresas nacionales e internacionales. Rayado y apasionado de los deportes.