Probablemente, para un joven gobernador provinciano que no tiene ni un mes de haber asumido el cargo, acudir a la Cumbre Climática en Glasgow, Escocia, donde se darán cita los más importantes líderes mundiales, puede parecer como algo que no viene al caso. Pero no para alguien cuyas “miras” están puestas más arriba. Nótese que Colosio, el alcalde de Monterrey también va. Lo interesante es que Samuel y Colosio aún no han llegado al destino político al que pretenden llegar, pero ya se enfilan para eso y Glasgow es parte de la “agenda”. Ellos están construyendo su camino y de paso, aprenderán algo sobre las propuestas internacionales para salvar al mundo de su triste y posiblemente catastrófico pronóstico climático-ecológico.
Debemos reconocer que es bueno que los políticos jóvenes tengan entre sus prioridades ideológicas, el rescate del medio ambiente antes de que el mundo colapse por completo extinguiendo toda posibilidad de supervivencia. El futuro mundial es importante, pero también lo es su propio futuro político.
Para nadie es extraño que Samuel y Colosio sean dos elementos importantes del “capital político” mexicano; cualquiera de los dos o ambos, a su respectivo tiempo, pueden (y quieren) llegar a ser Presidentes de la República en un futuro próximo… si “el clima” lo permite.
En la Cumbre de Glasgow, habrá oportunidad de placearse y codearse con la “crema y nata” del poder internacional: políticos, científicos, empresarios, realeza y demás miembros de la clase “non-plus-ultra” de la humanidad y de paso, traerse algunas ideas para el estado de Nuevo León y para la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey… Por lo pronto.
En esta ocasión, Mariana no tendrá que ir disfrazada de princesa y con suerte, tendrá oportunidad de saludar -con el correcto protocolo-, a princesas de verdad. Por ahí andarán elPríncipe William, Kate Middleton y algunas otras personalidades, vestidas de gente normal (supongo).
En resumen, el tránsito transgeneracional de la política mexicana, ya ha dado sus primeros pasos en firme. Y mientras el presidente mexicano ve venir la tempestad y no se hinca, sigue aferrado a ideas retrógradas apostándole a las energías sucias, al odio de clases y colocando el último clavo en el ataúd de la “vieja política”, los “nuevos-nuevos” ya van que vuelan por lo suyo, piensan en grande, y preparan su viaje al futuro en primera clase.
Yo solo espero que no tropiecen en el camino y que la ambición no sea mayor que la visión.
¡Buen viaje!