De nueva cuenta la WWE vuelve hacer noticia, pero no de la buena manera, ya que por cuarta vez desde el inicio de la pandemia ha despedido a varios luchadores de sus principales marcas, así como de sus territorios de desarrollo en Estados Unidos y Europa.
Quitando los despidos de algunos gladiadores por escandalosos extra-lucha, o por ser poco utilizados en televisión; lo que ha molestado a los fanáticos es que despidan a personajes talentosos en el cuadrilátero, creando desconfianza entre los luchadores de la WWE de que nadie es seguro dentro de la empresa.
Ejemplos son Braun Strowman y Bray Wyatt, quienes han sido campeones mundiales durante la pandemia y este año fueron liberados de sus contratos.
También había luchadores que tenían talento de más, pero la falta de buenas historias y rivalidades por parte del equipo creativo provocaron indirectamente su salida de la empresa, en especial de Aleister Black, quien por varias semanas promocionaba su regreso a la acción, para que a los pocos días de su retorno fuera despedido.
Recientemente, en la última ola de despidos, se fueron gente como Keith Lee, Karrion Kross y Harry Smith (hijo del British Bulldog Davey Boy Smith) quienes son también talentosos, pero que los creativos no saben qué hacer con ellos, en especial con el último.
Lo más triste del caso es que los despidos te los venden como “recortes presupuestales”, para que luego saquen el reporte de ingresos de la empresa que resultan favorable para ellos y nos preguntamos, ¿En verdad despides a talento bueno a pesar de tener buenos ingresos?
Con estas acciones y la nueva política de contratación de WWE, muchos jóvenes luchadores y atletas están dejando de ver a la empresa de Vince McMahon como la empresa que uno quiere luchar y busca nuevas alternativas.