El artículo 1 de la declaración universal de los derechos humanos establece que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” Partiendo de allí, la broma de mal gusto que tiene a Ricardo Ferretti como enemigo público número uno y objetivo prioritario de la cultura de la cancelación debe ser sin duda sancionada por las autoridades del futbol profesional. Lamentable, por supuesto. Castigable, sin duda. Suficiente…no creo.
Las palabras de Ferretti son lamentables porque suenan aún más mal en un contexto profesional como lo es una conferencia de prensa. Que si estaba muy emocionado, que si así se lleva con los periodistas de la fuente universitaria, que si la cosa fue calculada, o que de plano se le fue la boca es lo de menos. Lo hecho, hecho está y como se le vea fue muy poco profesional tanto del entrenador como de quienes le dieron vuelo, como aparentemente ocurrió justo antes de que se comenzara a grabar. Como lo mencioné hace un par de colaboraciones, en tiempo de redes sociales y sensibilidades culturales revaloradas -para bien y para mal-, atletas y entrenadores profesionales se beneficiarían de incluir en sus entrenamientos un programa de desarrollo personal sobre la responsabilidad que conlleva ser una figura pública, especialmente cuando las dinámicas de consumo en medios privilegian el momento de descuido verbal o el comportamiento que se vuelva viral, entretenido, polémico. En relaciones públicas deportivas profesionales, el concepto de prevenir el daño reputacional debería privilegiar el manejo de crisis, tan frecuentemente utilizado en estos días de publicaciones y filtraciones comprometedoras.
Al ser un episodio lamentable, sin duda que “Tuca” tiene que ser castigado con una multa, una suspensión y, sobre todo, la asistencia obligatoria a un curso de educación y sensibilización social. Estos cursos son cada vez mas aplicados en empresas, escuelas y clubes deportivos profesionales en países como Estados Unidos y Canadá. Lastimosamente, el futbol profesional en México se caracteriza mas por la reacción que por la iniciativa, así que esta es una gran oportunidad para institucionalizar talleres de concientizacion y derechos humanos para que se vayan reduciendo los incidentes discriminatorios. Igualmente, necesario es que esos talleres y cursos obligatorios se hagan entre periodistas de la fuente deportiva, que tampoco se quedan atrás con estupideces al aire o en línea igual o peor de discriminatorias que las que hizo Ferretti. Ahora, si en realidad se quiere cambiar de a poco el sistema de entretenimiento en México, pues vamos acabando también con el reguetón y los corridos tumbados en cadena nacional, así como muchos programas de la barra nocturna y en línea que lo mismo cosifican a la mujer que exudan homofobia. O todos coludos, o todos rabones.
¿Y entonces que sigue después de lamentar a y castigar al “Tuca”? ¿Allí la dejamos, o aprovechamos la coyuntura para ver la foto de la discriminación completa? Digo, porque si vamos a seguir la declaración universal de derechos humanos, vamos haciendo todos y todas razón y conciencia para comportarse fraternalmente los unos con los otros, y no solo con los que me conviene, me generan visitas o me traen likes. Si se trata de ser tolerantes, solidarios e incluyentes, entonces vamos dejando de lapidar mediáticamente a Rogelio Funes Mori por su llamado a la selección nacional. El mellizo es, legal y legítimamente, ciudadano mexicano con todos los derechos y responsabilidades que cualquiera nacido en el país. Ojo, aquí no se trata de que si hay o no muchos extranjeros en la liga mexicana, que si los hay y varios mediocres, pero ese tema es para otra ocasión.
Así como existen la homofobia y la misoginia, también hay algo que se llama xenofobia o el odio a los extranjeros, que en este caso lo disfrazan con argumentos de que hay que buscar jugadores nacidos en México, que hay mejores que Funes o que hay que apoyar los procesos de formación. Esas son patrañas, es absoluta y pura xenofobia disfrazada de periodismo. Al delantero de los Rayados hay que evaluarlo solamente por sus resultados en la cancha, no por su lugar de nacimiento. Si a esa vamos, pues Marc Crosas, Antonio Nelli, Tito Villa, Alvaro Morales, Sergio Verdirame, Santiago Fourcade, Carolina Padrón, Christian Martinoli y otros que tampoco nacieron en México no deberían de estar comentando deportes en medios locales y nacionales, porque bajo la óptica del patrioterismo pues hay que darles solo oportunidad a los ciudadanos por nacimiento, aunque no den el ancho profesionalmente.
A los fariseos con micrófono que hoy se desgarran las vestiduras gritando y posteando que los tiempos cambian y de que hay que evolucionar en el uso del lenguaje y de la aceptación a lo diferente, hay que recordarles que el derecho a la búsqueda de la felicidad se construye sumando otros derechos, no solo el respeto a la diversidad sexual o a la paridad de genero; también se cuentan los derechos de movilidad, empleo y ciudadanía. Estos también forman parte del catálogo de convivencia social en tolerancia que, como miembros de una comunidad globalizada de medios de comunicación, estamos todas y todos obligados a respetar, defender y promover.
La discriminación no tiene punto medio, ni es selectiva. O eres o no eres.