¿Por qué corres? Responder a esta sencilla pregunta puede ser la diferencia entre correr muchos años o abandonar la actividad tarde o temprano.
El motor que nos impulsa a salir de la cama temprano para ponernos los tenis puede echarse a andar por diferentes motivos. Entre más profundo, genuino y sublime sea, más tiempo durará en servicio.
Todas las personas que corremos, lo hacemos buscando cumplir uno o varios propósitos, iniciamos por alguno en específico y este puede ir cambiando con el tiempo a medida de que vamos avanzando dentro de este deporte.
Y es que correr no está de más decirlo, es una excelente medicina preventiva, fortalece nuestros músculos, huesos, mejora nuestra capacidad aeróbica, tenemos menor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, mejora la circulación, reduce el estrés previene la ansiedad y la depresión, y también nos ayuda a dormir mejor, entre otros muchos beneficios más.
Esta parte de mejorar la salud aunada a el clásico bajar de peso, es de las que más personas atraen a este mundo del atletismo, que cada vez más están convencidas de la importancia de llevar una vida saludable, sobre todo en estos momentos que aún vivimos en medio de la pandemia provocada por el Covid 19, que ha dejado ver la necesidad de mantener un sistema inmunológico fuerte, esto por medio de una buena alimentación y una correcta activación física.
Pero después que hemos conseguido esto, que es las primeras recompensas que se obtienen al entrenar de manera constante, ¿qué sigue para los corredores?
Todos tenemos propósitos diferentes a la hora de seguir entrenándonos, para muchos estos van cambiando con el tiempo y adaptándose, según sea el propio avance.
Por ejemplo, iniciamos con la meta de correr durante 30 minutos al día, luego estos minutos se empiezan a transformar en distancias, llegar a correr un 10K, luego un medio maratón y de pronto nos encontramos con la idea de poder llegar a correr un maratón… y empezamos a entrenar para lograrlo.
Cuando lo hemos alcanzado, vienen otros objetivos, como es mejorar nuestros tiempos en una distancia específica, volvemos a re acomodar el programa de entrenamiento para lograrlo.
Y ponemos todo el empeño dirigido a ello, ajustamos la alimentación, ahora de ser necesario bajamos de peso para poder correr mejor, nos alimentamos de una forma aún más específica, los tipos de entrenamiento también cambian, son más fuertes y es aquí que comprendemos que vale más calidad que cantidad de kilómetros.
Y mientras tanto de manera implícita, vamos fortaleciendo valores y hábitos como la paciencia, responsabilidad, constancia, disciplina, compromiso, entre otros.
Siempre habrá margen de mejora, sin duda, en lo que sea que decidamos perseguir, dependerá de nosotros hasta dónde queramos llegar, es algo de lo más bonito por descubrir dentro de este bello deporte, que nada es imposible, siempre y cuando trabajemos duro y constante para conseguirlo.
Y tú, ¿corres sólo para la foto? ¿por apariencia física? ¿por salud? ¿O por un cambio profundo en tu sistema de valores?
Corredora de diferentes distancias y maratonista desde el año 2009 a la fecha, y cuenta con maratones nacionales e internacionales. Colaboró como columnista en el periódico El Horizonte.