No sé tú brody pero ahora que juí a cruzar la border el pasado 8 de noviembre, me sentí como si anduviera en Disneylandia. Exageré. Perdón.
Cuando pasas la caseta de los gringos de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), pos como que llegas como siempre con tu sombrero en las manos como buen mexicano:
-¿A ver señor a qué va al otro lado?
-Sí señor, voy al mall a cambiar mis lentes que se me rompieron.
-¿De verdad? Pos quiébrelos más.
Le enseñé mi certificado de vacunación con las dos dosis de la Pfizer, que viene con su QR, osea del quick response code, pero NO lo vieron.
Yo pasé con mi hijo por el puente Anzaldúas y tardamos una hora completita del primer día del guato de la gente por cruzar por primera vez desde marzo del año pasado por la pandemia del Covid-19.
No quiero decir que vayan sin su certificado, porque les puede tocar que se lo chequen, pero la verdad va tanto ansioso que a lo mejor ni se los revisan.
Me consta que han regresado a gente por no llevar su certificado de vacunación completo.
Si eres de los afortunados que no se te ha vencido la visa, o no se te perdió, pues ándale, ya irás de novedoso a comprar chácharas.
La Rosa María tampoco tiene su certificado, porque no estuvo pilas para checar su email, porque como sabes cuándo te registras por primera vez en mivacuna.gob.mx pones tu correo, pero pos no tenía WIFI cuando viajó a CDMX.
También deben saber que hay miles de personas que no le saben a eso de la tecnología, como mi mamá Esther, de 91 años, cómo le pides que tenga un correo y cheque si le llegó el mentado código QR con la primera dosis. Pos no.
Tampoco muuuuchos no saben dónde sacar el certificado de vacunas.
Tan fácil como que le preguntes a Alexa o Siri en Google y te va a decir.
“El certificado de vacunación se obtiene en cvcovid.salud.gob.mx la confirmación le llegará a su correo a los cinco días, así que póngase abusado”.
Como saben también chorros de gentes sacaron sus vacunas en los States, estaban tan angustiados porque en México era un desgarriate la organización de las edades, que decidieron volar a McAllen, Houston o Chicago p’a inocularse, así se le dice, con la Johnson & Johnson que es de una dosis, o con la Pfizer, que son dos y hasta ya están poniendo una tercera de refuerzo.
Pero en Texas te dan más mejor un cartoncito, con sellitos y corazoncitos, por habértela puesto en HEB, Walmart, Walgreens o McDonalds. Bueno en esa no, pero se me antojó pedir un McMuffin con Huevito y salchicha. Por cierto ya los venden a 70 pesos es paquete en Reynosa, pero bueno ahí van todos de guatosos a cruzar al otro lado.
Les decía que fui el 8 de noviembre pasado y sentí que puede curar mis traumas por ser considerado ciudadano de segunda, porque me tuvieron encerrado con camisa de fuerza, sin hacer “shopping” en el mall o siquiera en la Pulga de Hidalgo, ahí nomás cruzando el puente, luego de pasar por mi obligada Whataburger, que déjenme les digo las hamburguesas “cristianas”, que ahora se llaman “Gente de Jesús” no tienen abuela. Pidan la de sirloin, están por bulevard Las Fuentes, casi esquina blevard El Maestro.
Bueno, pues encontré chorro de locales cerrados en Hidalgo como en La Plaza Mall de McAllen. ¡Por Dios cerraron el Lubys! ¿y ahora cómo le voy a hacer? Mi amigo Heriberto, que tenía de no verlo desde antes de la pandemia, me acompañó a un restaurant cerca de Nolana, lejos por la 10.
Pos déjenme les digo que pedí mi pescadito empanizado con salsa tártara, acompañada de repollo, con mi té helado de dieta. La ensalada verde te la sirven en un empaque plástico desechable, como si con eso ya van a impedir la propagación del Covid.
Vi mucha gente que le vale ponerse el cubrebocas, aquí en México te exigen usarlo adentro de Sanborns o Sams, pero en los States no lo pueden hacer por la ley que sacó el gober Greg Abbott.
Además del Lubys cerró la tienda de Disney, el restaurante italiano de Carlo’s, Abercrombie, bueno son los que vi, pero también abrieron muchos más.
Con este puente largo del 15 de noviembre, porque adelantaron el día 20 de la Revolución Mexicana, pos ya te imaginarás, muchos hasta se fueron de largo a La Isla del Padre, porque era tanta el ansia.
Lo que deben de saber los gringos es que ya sabemos vivir, por cerca de dos años sin visitarlos, y “muchos” preferirán mejor consumir local, que gastar sus dólares a lo tonto.
Acá en la border hay poquito pero de todo: teles, ropa, comida, mandado, pero bueno uno quiere que venga con letras gringas.
Piénsalo brody, acá habrá mucha tierrita en Reynosaville, pero al menos puedes decidir si te compras tu TV plana de LG en El Buen Fin, o prefieres pasar sustos en la aduana, que porque “te pasaste la franquicia”. Esta es de 150 dólares (hasta crees) para fronterizos y 300 para regios y defeños (hasta crees más).
Luego les contaré más historias desde la border. Sean felices y no se agüiten.