Desde que tengo memoria recuerdo mis días junto a mi padre y hermanos viviendo, respirando y disfrutando de este bello deporte. Un deporte que genera pasión, dolor, amor y controversia. Definir tus colores es parte de la cultura en la mayoría de nosotros desde temprana edad. Sea cual sea en la ciudad de Monterrey, así se vive, así trasciende el amor a un equipo.
A lo largo de los años hemos visto jugadores, directores técnicos, directivos, patrocinadores y aficionados pasar. Algunos ya se nos adelantaron, otros optaron por enfocarse en otras cosas y dejar de lado el ver futbol.
Pero, estamos los que cada sábado en el torneo regular, cada partido amistoso o de preparación nos pegamos al televisor, compramos un boleto o abono de acuerdo a las posibilidades.
Estamos los que cada cambio de campaña compramos la remera favorita y, claro, quienes compran hasta la de local y visitante. Todo por sentir, presumir y vivir los colores de tu equipo.
Las instituciones deportivas procuran mejorar sus plantillas cada torneo para generar ingresos en base a rendimiento, popularidad, rivalidad y atracción al aficionado que siga en la inercia de adquirir sus productos.
El rendimiento que vemos hoy en día en las canchas de futbol no es el esperado por el aficionado. La mayoría partidos intrascendentes y con estadios semi vacíos pero que suman y ayudan en la cosecha de puntos que dará un boleto al final del torneo a la famosa “fiesta grande”.
Los invitados no siempre se engrandecen, y los aficionados con las ilusiones apostadas esperando que su equipo logre el objetivo trazado desde inicio de campaña: ser campeón.
La pasión del futbol se vive desde el sillón, la butaca y las redes sociales por parte del aficionado siendo un amor intenso y en algunos sectores hasta enfermo, pero los clubes están más preocupados por negociar los pases de los jugadores que por brindar el espectáculo que el aficionado desea y exige.
Los jugadores (no todos) están más enfocados en figurar y agarrar un buen contrato, tener el último iPhone, ser imagen de alguna marca y lucir más en sus redes sociales que rendir, disputar, pelear y defender los colores de su club en turno.
¿Y la pasión por jugar? Pocos jugadores en la actualidad desbordan pasión al rodar la pelota, con amor, con profesionalidad y disfrutar de este deporte.