Treinta meses efectivos restan a la administración federal para cerrar su autonombrado periodo de transformación, que en el deporte no se ve aún ningún cambio claro. Ana Guevara, Directora de la CONADE, siempre fue contra el tiempo, ahora más. El potente resplandor que la distinguió como deportista parece transformarse en inerte penumbra.
A falta de Plan Nacional de Deporte la CONADE creó el Programa Institucional 2021-2024, presentado apenas en mayo pasado. Como muchos documentos y normativas del deporte mexicano, este Programa es un esquema colmado de recurrentes y nobles deseos: fundamentos, reglas, manejo de recursos, análisis situacionales, objetivos y estrategias prioritarias, acciones puntuales, metas, y visiones, pero de acciones y efectos inmediatos no dice nada.
El Programa, presentado como extensión del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, tiene seis objetivos principales: 1. coordinación y comunicación entre el Sistema Nacional del Deporte, en teoría máximo órgano del deporte nacional; 2. mejoramiento de los especialistas en cultura física y el deporte; 3. disminución del sedentarismo en la población; 4. promoción del deporte de iniciación; 5. incorporación de talentos al alto rendimiento, y 6. mejorar los resultados en los Olímpicos y Mundiales. De los seis, ninguno que no se haya ya intentado en anteriores administraciones.
Los proyectos principales de campaña del hoy Presidente no se incluyen en este Programa: Elevación a rango de prioridad la activación física y creación del comité nacional de esta acción, deporte para todos, y planeación y transparencia del alto rendimiento, para lo que se crearía un consejo rector y la asociación por el desarrollo del deportista mexicano (Ademex), algo parecido a lo que fue el Compromiso Integral de México con sus Atletas (CIMA). Y de estos tres, que suenan bien, nada ha hecho el Gobierno.
El Programa tampoco habla de las ocurrencias, perdón, de los “proyectos modelo” para la promoción del boxeo, atletismo, marcha y beisbol, deporte este porque es prioritario proveer de peloteros a las Grandes Ligas.
Como si estas no tuvieran sus academias de desarrollo en diversos países, pagadas por ellas mismas. Quizá lo mejor de esta administración ha sido la mejora de los dineros para el deporte, que se dio a partir del 2020 en relación con 2017 y 2018, periodos de la Presidencia anterior.
Esto demuestra que recurso hay, cómo se está canalizando es la duda. El Programa se rige por dos principios: Honradez y honestidad (por el asunto ese de que la moral por delante, porque la capacidad no interesa); el otro es: No dejar a nadie atrás, No dejar a nadie fuera, que se parece a aquella vieja ronda infantil de “los de adelante corren mucho, los de atrás se quedarán”… Qué cosas, de risa, ¿no? El hecho es que en ocho meses del Programa nada sustancioso salpicó a Nuevo León, esperemos que en los 30 meses restantes caiga algo. Del 12 al 15 del presente se reunirá el SINADE, ojalá que Frank González, Director General del INDE, imponga su oficio y haga touchdown para Nuevo León.