La buena entrada que hubo ayer en la Corrida Guadalupana de la Plaza México, en su cuarta edición -llámense taurinos o villamelones-, deja en claro que la Fiesta Brava vive, que hay (habemos) quien la defienda y que todo movimiento político con tintes de obtención de votos electorales está errando sus tiros. Aquí señores, ¡No!.
Y lo digo no solamente por lo ocurrido la semana pasada en la Ciudad de México, con ese grupúsculo de la Comisión de Bienestar Animal de la Cámara de Diputados, sino por las demás entidades federales donde creen que pueden manipular a la gente con el cuento ese de evitar el maltrato de los toros, cuando en las calles hay miles de perros y gatos y nadie de esos personajes hace algo por ellos.
No digo sacrificarlos, eso iría en contra de mis principios no taurinos (yo también tengo mascotas en casa), pero me refiero al menos buscarles un hogar, o crear lugares específicos donde tengan alimento y a su vez cubran el costo de sus esterilizaciones, si así lo quieren. Y no solo los animales de compañía, hay tanto qué hacer por otras especies, mamíferas y acuáticas, por ejemplo.
Lo de ayer en México fue un golpe político también para ellos. Desplegar el Lábaro patrio, con una escolta y banda militar hasta el mismo ruedo y sobre todo interpretar a capela el Himno Nacional es algo que pocas veces se da y se autoriza en estos recintos, dejando por demás claro que el nacionalismo está presente en los toros.
El acto festivo del día de la Virgen de Guadalupe contó además con la interpretación de la oración del Ave María de Franz Schubert, por si a los antis no les queda claro todavía que acá también tienen cabida y son parte de lo nuestro los grandes maestros de las artes musicales.
Lo demás de la corrida es netamente taurino. Nos deja la llegada de un nuevo matador de toros, Diego San Román a quien no le pesó la plaza, ni el día, ni el cartel. Se vio muy solvente y de buenas maneras. Diego Silveti también apuntaló su carrera con una buena actuación de la que también cortó una oreja. Antonio Ferrera muy en su papel de impredecible hizo la mejor faena para cortar las dos orejas, en tanto que Morante de la Puebla, pechó con el lote menos propicio.
Ya veremos que nos depara la empresa capitalina en las semanas siguientes, sobre todo una vez que Juan Pablo Bailleres anunció que se trabaja para dar continuidad a esta temporada a finales de febrero o principios de marzo.
@martinbanda