En lo futbolístico, fue muy parejo con momentos de dominio alterno donde los fans de Tigres vieron superior a su equipo y los de Rayadas, a ellas.
Fue un agarrón con toda la pasión que los Clásicos deberían tener y que en el varonil desde hace muchos años no son más que partidos muy descafeinados que se “juegan” con más entrega y garra en las redes sociales que lo que se ve en la cancha.
Éste estuvo bravo. Medina nunca esperó que su colega Espejo le pusiera a Bernal –la mejor jugadora de esa plantilla—como agente aduanera en la caseta de cobro del centro del campo, con una línea de cuatro atrás y cuatro delante de ella y solo una atacante.
Tigres se mostró como el equipo dominador que es para tener la pelota e intentar una y otra vez, pero conforme avanzaba el crono, la desesperación las iba abrazando. Katy Martínez salió llorando, no se sabe si de impotencia o por lesión y María Sánchez que trabajó intensamente en el ataque en algunas logró ganar, pero no siempre pudieron aprovechar sus servicios.
Rayadas le metió coraje al asunto y poco a poco llevó el partido a su objetivo: no recibir gol. Evangelista se convirtió en la mejor en el ataque de Rayadas y dos o tres veces fue frenada con falta, que dejó correr la silbante, al igual que la jugada donde Cadena le comete falta a María, sigue, una defensora la barre ya dentro del área, y al caer, lesiona a Bernal, pero fácil pudo marcar como penal esa acción en favor de Tigres.
Fueron pocas las acciones de real peligro sobre los arcos y en todas, las porteras o la defensa estuvieron atentas para esfumar el peligro.
Ya el final, en los penales, no fue un volado, como muchos creen. Ganó el equipo más preciso para tirar y para detenerlos.
Las felinas fueron bajadas de la nube, luego de muchas victorias donde pasaron por encima de las rivales en una liga muy mediocre, con equipo con muchas chicas inexpertas y otras con físico de doñas de equipo de colonia y con tres hijos, donde el único cuadro que le mete cuidado y le genera respeto, ayer le ganó la Copa.
Jugando contra chicas de prepa del Houston Dash recibieron una severa goleada hace unos meses en pretemporada y ahora Rayadas les hizo ver su realidad: que son un gran equipo, pero algunas veces recibirán sacudidas como ésta, de esas que duelen.
Ya lo que sucedió al Final de apagarles las luces cuando aún daban entrevistas… la jugadora que agredió días antes de un golpe en la cara a una compañera de Selección Nacional… o aquel incidente donde el nefasto guardameta que tiene el varonil les lanzó un peluche a las chicas rayadas que terminaban de calentar… son prietitos en el arroz.
No pasa nada.
Excepto, que jamás dejarán de ser un equipo chico, porque la mentalidad institucional así es, minúscula y todo se parece a su dueño.
Dicen en mi rancho:
“Hay maderas que nunca agarran el barniz”
Y la de Tigres es de esas…
Felicidades, Club Monterrey.
¡Enhorabuena!