No podía ser de otra forma. Para eso la contrató el Club de Futbol Monterrey. Y después de azaroso torneo que no intimidó a su equipo en momentos cruciales, al final pudo saborear el campeonato de sus aguerridas Rayadas. Así es que Eva Luna ha empezado a hacer historia aquí. Pero cómo no, columnista de Hora Cero, si es la primera mujer entrenadora en ceñirse el cetro en su también primera temporada en la Sultana del Norte. Así es que no hay quien deje de reconocer su trabajo intenso en el Barrial para inculcar la técnica deportiva y la mentalidad que aplicaron en las canchas donde los resultados acreditaban, paso a paso, su fe en el gallardete.
La noche del lunes 20 de diciembre en el Estadio Universitario fue la culminación de un aprendizaje constante que redondeó la capacidad defensiva que las albiazules necesitaban en esos 90 minutos de juego, a fin de hacer efectivo lo hecho en el estadio BBVA el viernes anterior. Oye, no olvides apuntar el mérito de la portera en los tiros de castigo. Sí, sí, pero no hubieran llegado a esa instancia si el resto de sus compañeras deshacen la estrategia planteada por Eva Luna. Y además, a Tigres Femenil las hundió la ausencia de la goleadora Stephany Mayor y la falta de puntería. Sácate con eso. No pongamos pretexto. Rayadas son campeonas y no hay duda que trabajaron para ello a destajo. Lo demás es lo de menos.
Ojalá haya Eva Luna para rato. Porque esta plaza tiene que seguir marcando la pauta en el torneo de mujeres que inclusive les ponen el ejemplo a los demás clubes. Arriba los equipos regios, les guste o no les guste a muchos chilangos y a otros amargados de todo este hermoso país. Pero también ojalá mejore el comportamiento de quienes trataron de echar a perder el festejo en cancha ajena de las campeonas. Es para enfurecer a quienes luchamos por erradicar el fanatismo y la falta de ecuanimidad en este deporte de masas. Baboso el que cortó la señal de la transmisión de FB, sea por la razón que sea, y ¡peor!, de quien apagó las luces en el estadio en plena celebración de las campeonas por la pésima imagen que le están cargando a un corporativo como CEMEX. ¡Imagínate lo que eso significa en el sentimiento de los empresarios que, más que triunfos en la cancha, desean gozar de fama de íntegros!
Total, lo de la agresión de Stephany Mayor a una jugadora del Monterrey en el partido de ida de esta Final y lo del peluche arrojado, con intención o sin ella, al paso de las Rayadas de parte de Nahuel Guzmán, ahí quedan también para la historia igual que la gloria alcanzada por Eva Luna.
Después de todo hoy en México el balón ha dejado de rodar en estos días en que los torneos bajan el telón de las competencias profesionales. Ya Atlante, de igual manera, acabó con los sueños de los de Tampico y se embolsó el campeonato de la Liga de Expansión, lamentando no haya ascenso ni descenso en la liga superior. Los estadios guardan silencio sacro cada fin de año. Y las tribunas lucen vacías, sirviendo solo como escenografía para los turistas que tienen la fortuna de captar imágenes como recuerdo, en medio de la soledad de esos espacios acostumbrados al barullo.
Pero en Europa y en otros sitios del planeta, donde los torneos son largos (38 jornadas), las fechas se suceden aun en estos días de festividad estruendosa en el ambiente de las ciudades y los hogares, con los niños en primera fila. No paran los futbolistas de seguir luchando por los puntos que los sitúen en mejor posición en la tabla, ni siquiera ante los contagios del maldito virus. Aquí el balón duerme el sueño de los justos (menos en los entrenamientos), mientras allá y acullá rueda y rueda. Bueno, por lo menos el espectáculo futbolero es un buen paliativo en la TV para quienes no pueden vivir sin él y se les hace largo el 10 de enero cuando se reanuda la liga mexicana y luego la participación de México contra Jamaica, Costa Rica y Panamá, en busca del boleto para ir al Mundial. Ay qué mello de no calificar o de no lograr el primer sitio de la tabla.
Así es que, sea como sea, busquemos estar bien y en santa paz con la familia y el universo entero en esta festividad cristiana por excelencia y en el fin de año y siempre. ¡Hasta pronto!