Bien recuerdo que fue un partido de futbol de la Champions League entre el Atalanta y Valencia en el estadio San Siro de Milán, el acelerador del Covid-19 en ese continente. Para ser exactos: el 19 de febrero de 2020.
Y fue el Atalanta quien eligió el estadio mundialista sede del Inter y del Milán, porque el suyo tenía menor capacidad para albergar tan importante partido, privilegiando sus directivos el negocio del futbol antes que la salud de jugadores, cuerpo técnico, prensa y a casi 90 mil espectadores.
Lo que se vino después del juego fue catastrófico tanto Italia como en España. Basta recordar las calles desoladas de las principales ciudades, los hospitales colapsados y los vehículos militares transportando ataúdes de las víctimas del Covid porque los crematorios y panteones estaban saturados.
Fue el futbol el principal difusor del virus en el norte de Italia que después se propagó por toda la península. Y fueron los los aficionados del Valencia que, tras regresar a España, contagiaron a otros y pusieron de cabeza el sistema de salud de ese país.
En Nuevo León sucedió algo parecido. El lunes 20 de diciembre (ni dos semanas han transcurrido), se jugó la final femenil entre Tigres y Rayadas en el Estadio Universitario con la asistencia de más de 40 mil personas, en plena alerta por la variante Ómicron.
Quienes fueron (unos a trabajar y otros por gusto) como prensa y como público se dieron cuenta que las medidas tomadas por la directiva de Tigres fueron porosas: checando la temperatura a las prisas, con botes de gel casi invisibles y, en las tribunas, no era obligación tener los cubrebocas en su lugar.
Coincidencia o no, después de la final femenil donde se contagiaron jugadoras de Rayadas y su entrenadora, además de varios reporteros y fotógrafos a nivel de cancha, el virus en Nuevo León está a la alza día a día, y en las gráficas estamos lejos de ver su cresta.
Pero no solamente hubo futbol. También los centros de espectáculos estuvieron al tope y el público coreado a Menudo, a los Invasores de Nuevo León, a la Banda MS, a Camilo, a Christian Castro y a Pop Tour 90’s (tres noches), entre otros.
Por eso, y antes de quejarse de cómo estamos con el Covid: ¿a poco no se la pasaron con madre yendo a donde no los obligaron ir?