Aquel lejano diciembre del año 2019, cuando la Organización Mundial de la Salud alertó al mundo de la aparición de un virus nuevo que surgió en la ciudad de Wuhan, en China, al que denominaron COVID-19, nunca imaginamos que en pocas semanas se convertiría en una pandemia de enormes e incontrolables proporciones.
En sus inicios, los especialistas más optimistas daban de tres a seis meses para superar la pandemia, los más pesimistas señalaban que entre un año y un año y medio, pero que cuando inicie la vacunación masiva, se lograría controlar este mal. La realidad superó todos los pronósticos, Llevamos dos años de pandemia y estamos ingresando a la cuarta ola, que es también la más contagiosa de las anteriores.
Los estragos que ha causado a la salud de la población son enormes. En estos dos años, de acuerdo a la información del portal de internet “Our World in Data” se han contagiado alrededor de 300 millones de personas en el planeta y han fallecido por Covid más de 8 millones de seres humanos.
Son vidas irremplazables y porque ningún fallecido podrá jamás ser substituido, pero además de esta terrible afectación a la vida humana, los daños que está ocasionando a la educación y a la economía, entre otros sectores de la sociedad, dejan en problemas a otros muchos millones de personas en el mundo.
En México con dos años de pandemia, apenas se están recuperando los empleos perdidos al inicio del Covid, pero aún faltan los que se dejaron de crear en ese tiempo. O sea, no se puede hablar de una recuperación de empleos absoluta.
Las expectativas de crecimiento económico anual tampoco son las mejores. La economía crecerá menos de los pronósticos iniciales del Banco de México. El pasado mes de diciembre BANXICO recortó sus previsiones de crecimiento anual de un 6.8 por ciento a un 5.4 por ciento, un mes antes había pronosticado un crecimiento de alrededor del 8 por ciento.
Si se añade la tasa de inflación de casi el 8 por ciento, el panorama no es precisamente el óptimo.
Se podría argumentar que 5.4 es mucho mejor que el -0.2 que decreció la economía en el 2019, antes de la pandemia y la caída o el -8.2 que cayó en 2020, en plena pandemia; pero por ese mismo motivo, se esperaba que el rebote de la economía nacional fuera cercano al 8 por ciento.
En educación estamos peor. La tragedia educativa no ha sido bien dimensionada. Apenas estaban regresando en pocos planteles a la educación presencial con grupos reducidos, cuando la cuarta ola de Covid ha empezado a prender los focos de alerta.
Sólo el pasado 5 de enero se registraron 2,027 nuevos contagios en Nuevo León, la cifra más alta para cualquier día desde el inicio de la pandemia; por ello se espera que la educación estatal regrese al modo de enseñanza en línea, que tantas carencias ha mostrado y que ha dejado a las familias más pobres sin clases, por no contar con internet ni tener recursos para comprar computadora o al menos una tableta.
La Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, urgió a autoridades locales, padres de familia y docentes retornar a clases presenciales a partir del 3 de enero, sin considerar el alto porcentaje de escuelas que fueron vandalizadas en el país. Sin embargo, por temor a la nueva ola de contagios, en 11 entidades no le hicieron caso y optaron por proceder con cautela.
Lo que en el inicio de esta pandemia parecía que no iba a durar mucho tiempo, se ha convertido en una pesadilla para todos los seres humanos.
Una posible solución es aprender a vivir con Covid, adoptando como normales las medidas de protección sanitaria, mientras se logra la vacunación universal.
Si la humanidad ha logrado erradicar enfermedades como el paludismo, también podrá erradicar el Covid.