El líder nacional del PAN Marko Cortez tenía, y tiene, toda la razón al vaticinar que el partido que dirige perderá Tamaulipas, al igual que otras cuatro entidades de la República Mexicana en las elecciones del próximo 5 de junio.
Marko sabe de derrotas, y ha probado en carne propia, ya sea en unión con esa rara alianza antiideológica con el PRI y el PRD, o solo con Acción Nacional, lo que es el rechazo de los pueblos.
Para esto solo basta echar un ojo a los comicios del año pasado, cuando fueron barridos por Morena, que se quedó con 11 de las 15 gubernaturas en juego. Pero el PRIAN y el satélite conocido aún como PRD o no entienden, o se resignan a ser en conjunto una minoría sin brújula.
Evidentemente que en aquel audio filtrado el día de los muertos del año pasado Marko no detalla los motivos por los que Acción Nacional sucumbirá ante el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero admite que en Tamaulipas, Durango, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca ya están literalmente perdidos.
En cada entidad existen causas muy concretas para asumir lisa y llanamente que el Partido Acción Nacional perderá, así como también es un hecho que la alta popularidad del presidente, el combate a la corrupción, el éxito de los programas federales y la forma distinta -con sus arroces negros- de hacer política de la 4T, le da a Morena una ventaja muy notoria en la mayor parte del país.
Cegarse a aceptar que la popularidad del presidente pesa, es mentirse a sí mismo, y refutar que más allá de la resignación de Marko, las encuestas ubican a Morena desde hoy como el favorito en cinco de las seis gubernaturas, es hacerse más que tonto.
En Tamaulipas la reputación del cabecismo es tal, que en todas las encuestas serias ubican al partido en el gobierno rezagado con alrededor de 20 puntos de desventaja ante el Movimiento de Regeneración Nacional.
El PAN de Cabeza de Vaca se siente tan perdido que le pide apoyo a su hace seis años adversario, el PRI, a cuyos líderes acosó y persiguió y con el cual ha tenido diferencias ideológicas de toda la vida.
Ahora el PAN está bajo el escrutinio público, ante un pueblo tamaulipeco al que no le cumplió, bajo acusaciones de corrupción, de encabezar una administración excluyente, con intereses de grupo, ineficiente e ineficaz.
El panismo se siente tan perdido, que de un plumazo veta la iniciativa de Morena aprobada en el Congreso Local, de eliminar el cobro del reemplacamiento de vehículos en perjuicio de los tamaulipecos.
El gobernador panista argumenta que el reemplacamiento es asunto de seguridad, pero lo hace recaudatario porque en lugar de cobrar a los contribuyentes solo el costo de las láminas, se quiere servir con la cuchara grande para lucrar con las placas y de paso quitar la vigencia de las licencias de conducir para obtener jugosos recursos que, dado la opacidad con la que se manejan, se irán a la campaña de su candidato.
Desde luego que esta acción, el enriquecimiento de unos cuantos panistas, la violencia e inseguridad por todo el estado, la deshonestidad, el rezago de la entidad en diversos rubros y el incumplimiento de las montañas de promesas de campaña, hoy tienen al cabecismo en desventaja. Sí, Marko tenía y tiene razón.
El PRIAN perderá Tamaulipas.