Sí, lo han dicho mucho ya, pero para que nos “caiga el veinte” a grosso modo, ahora repetiremos algo de ello, que se entienda que sí se puede y para que visualicemos la magnitud de la ofensa que recibimos en cada uno de los últimos cinco años de gobierno que tuvo esta ciudad.
Y es que el solo decir 16 mil 500 millones de pesos manejados por aquel wey, no le dan la justa idea a nuestro pueblo, del robo sufrido.
Solo este año se construirán 400 obras en Nuevo Laredo, con mil 340 millones de pesos para ellas.
Únicamente en repavimentación -¡ojo!, sin incluir nuevas calles, ni reencarpeteo de otras- serán 830 cuadras, mismas a las que se le dedicarán 560 millones de pesos.
Solo con eso, ya los jefes de familia sabrán lo que es ver llegar el armatoste urbano hasta el fondo de la colonia, luego de la sufrida fajina de cada matadito día, de cada jornal en el que ellos dejan todas sus fuerzas, pues lo suyo, es de friega física, su jale es el de darle duro a la inga, como para todavía tener que caminar muchas cuadras al hogar.
Y se va a enterrar la feria, tal y como se debe, como urgía desde hace mucho, sí, se va clavar la lana, pero literal, de verdad, como lo demanda el pueblo tan perjudicado, como los exige una ciudad tan dañada y negligentemente dejada sin extender la red de agua potable, ni reparar, dar mantenimiento y también, de no estirar los drenajes pluvial y sanitario.
Lo cual además hará cumplir el compromiso binacional de no descargar directamente nuestro mugrero al río Bravo (río Grande para los gringos).
Pero a la vez, metiéndole money a los ya inexistentes drenajes caídos o ya hasta inexistentes, tanto como 365 millones de pesos sólo este 2022, para 13 colectores.
Y se enterrarán líneas de agua potable para los aún criminalmente dejados a propósito -por gobiernos pasados- como asentamientos irregulares, para así no tener la obligación de dotarles de estos servicios de agua y drenaje, así como de otros más (calles, banquetas, alumbrado, etcétera).
Además de que se meterá manos en parques, plazas públicas, complejos deportivos, los grandes sitios de solaz y esparcimiento (Viveros, Laguito Artificial, Ciudad Deportiva) como parte de esos mil 340 millones de obras pública del 2022.
Ese capital incluye la desaparición de más de 2 millones de llantas inservibles; sí, ese grave y latente peligro de salud y de seguridad.
Son 2 millones de relingos que serán enterrados como mandan los cánones, en inmensas y profundas “albercas”, es decir en el subsuelo, pero se hará como Dios manda, como debe hacerse para luego poder aprovechar esos mismos terrenos.
Y en el renglón educativo -¡caray!, es lo principal- se echará una mano a las escuelas dañadas por la helada del 15 febrero y rematadas por la grave tromba del 17 de mayo pasado.
Se trabajará -municipalmente y no el Estado que se supone recibe dinero federal para ello-, en decenas de escuelas públicas que siguen jodidas a casi un año de tales fenómenos naturales.
Y todo porque tuvimos un gobierno municipal este primer semestre del 2021, no solo muy bandido, sino que bastante hipócrita y harto burlón, ya que se anunciaba como el ayuntamiento amigo de la educación, como el “Alcalde con alma de Maestro”, pero que dejó a las escuelas, dadas al cuas.
Solo hay que ver hoy, como es que están físicamente los jardines de niños, las primarias, secundarias y preparatorias de la educación pública.
Ese es el capital a aterrizar este 2022, conste que no hablamos de programas sociales, de ayudas a los pobres, de beneficios directos al pueblo, como becas escolares, consultas médicas, despensas alimenticias y otros.
Sin duda, que este gobierno municipal empieza el año a trabajar como se debe, tal y como los malditos pillos del pasado, no lo hicieron y que durante todo un lustro se robaron todo lo que quisieron.
EL TRUCO Y LA VERDAD
En Ciudad Victoria se vivió el colofón a la mentira, al engaño, a la perdición, al embuste, a la degradación, nos referimos a una charlotada sobre un candidato con apodo de “El Truco”, que es sinónimo de trampa, ardid, treta, falsedad, argucia, artimaña, fraude, timo, subterfugio, ilusionismo, ¡mentira!, ¡maldad! Y todos los iguales negativos, algo muy similar a malaleche y a sanababiche.
¿Qué puede esperar Tamaulipas con este pillo, más cuando es rodeado de tres verdaderos generales de la bandidez y la marrullería, como lo son Marko Cortez, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, por siempre vividores del sistema?
¿Falso, mentiroso, embustero? Basta decir que el tipo se acaba de declarar un político de izquierda, de centro y de derecha (¿?).
En fin, que ni su “gallo” o caravana de este sábado, vale la pena citar.
Ojalá que gane Américo Villarreal Anaya (AVA), que es un hombre limpio, no está manchado, ni su nombre, ni su historial.
Además es de familia decente, su padre es estimado por veteranos y hasta por gente de generaciones recientes, es reconocido como el último gobernante bueno de Tamaulipas.
Y ahora su vástago, Américo junior, es muy bien visto en todo Tamaulipas, incluso en el ambiente político nacional.
Por algo será, entonces Américo hijo, debe ser la salvación para Tamaulipas.
NUEVO LAREDO SE INCLINA
La gente clama por alguien así, sobre todo en una ciudad tan afectada y ninguneada como Nuevo Laredo, en la que los últimos cuatro pillos (Tommy, Gene, Viegidio y esta lacra de hoy) no solo no le han aportado ningún beneficio o ayuda, sino que la han saqueado a más no poder.
AVA (siglas que serán mucho muy repetidas de aquí a la elección del 5 de junio), deberá devolver a Nuevo Laredo, el Fideicomiso Nuevo Laredo Puente Tres, incluidos más de mil millones de pesos del mismo, si es que no los ha desparecido “El Chompa de Res”.
Américo debe hacer transparentes las reparticiones hoy oscuras de las partidas económicas que el gobierno federal envía.
Esas cantidades federales que indebidamente pasan por manos estatales, para su repartición (recuerden que entre granujas, el que parte y reparte, se queda con la mejor parte).
Hay una larga lista de ofensas hacia esta ciudad que tienen que terminar con quien sea el próximo ejecutivo estatal.
Nuestra ciudad le ha dado tanto a Tamaulipas, que con perdón de la gente de Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria o Tampico, esos municipios no lo han hecho hacia el estado.
Tantos beneficios que el estado ha recibido de lo que genera esta ciudad, en cambio, nuestro municipio no tiene nada registrado ni se observa obra real -no efectuada con dinero local pero adjudicada al estado por alcaldes paleros del goberladrón en turno- de los cuatro gobiernos últimos que ha tenido Tamaulipas.
En contraparte, si lo han recibido esas ciudades que citamos líneas arriba, así como otras más llámese El Mante, Soto La Marina, Altamira y Madero.
Los gobernadores mentados siempre han dicho que Nuevo Laredo es un municipio rico, que no necesita nada, ahora esperamos que Américo sea diferente a ese cuarteto de barbajanes.
Para empezar, necesitamos devuelva ese fideicomiso propiedad de Nuevo Laredo, una obra que se hizo con dinero enteramente de nuestra gente local, capital de los ciudadanos, con presupuesto municipal y con muy serio endeudamiento que seguimos pagando todos los de aquí.
Se hizo pensado y dedicado para el disfrute, usufructo y derrame del tesoro, enteramente en nuestra propia tierra, no para repartirla en Tamaulipas, mucho menos en los bolsillos de los gobernantes, como ha sido con Eugenio, Egidio y Francisco.
Que Américo Villarreal Anaya sea el gobernador que necesita nuestra entidad para crecer (tan bocabajeada ahora) y a la vez, el que exige Nuevo Laredo.
Que así sea y dejémonos de trucos y de bandidos, de gallos muy traidores y de caravanas de facinerosos.