Metas, objetivos, propósitos, éstos nos proporcionan enfoque, guían nuestras acciones en la dirección correcta y, por supuesto, nos brindan motivación a largo plazo, pero en el camino, como es normal, siempre aparecerán situaciones que potencialmente pueden desviarnos de conseguirlos.
Por eso es tan importante fijarlos en nuestra cabeza, para que pase lo que pase, no nos desviemos, si no se puede, llegar de una forma que cambiamos el camino las veces que sea necesario, pero no la meta.
Y una vez que hemos alcanzado lo que queríamos, podemos ahora sí, por un momento, disfrutar nuestro logro, soltar un poco ese estrés al que nos sometimos física y mentalmente por determinada cantidad de tiempo.
Hace casi dos semanas se llevó a cabo la edición número 50 del Maratón de Houston, que estuvo disponible en dos modalidades presencial y virtual, cada corredor podía elegir la que mejor le pareciera.
Un gran amigo y compañero maratonista optó por elegir la opción virtual, y conversando con él, previo a realizar su carrera, me comentó que quería llevar este maratón de una manera más tranquila, sin presión de tiempo, como lo hace siempre.
Y es que el pasado de mes de diciembre había realizado ya el Maratón Powerade Monterrey, también de manera virtual, pero para este, particularmente había hecho su entrenamiento con miras a bajar su tiempo, en relación con lo conseguido anteriormente.
Y así fue, en ese maratón consiguió lo que buscó, y por lo que tanto entrenó, prácticamente durante todo el año pasado, su tiempo bajó quedando satisfecho con su desempeño.
Entonces, él sintió que era momento de relajarse un poco durante el siguiente evento, sintió las ganas de simplemente correr y disfrutar la dicha de poder completar los 42 kilómetros con 195 metros y sí, ¿por qué no?.
Pienso que eso es tener una relación muy saludable con el hábito de correr, como corredores recreativos sí nos exigimos, y entrenamos duro también tanto que a veces se nos olvida disfrutar de lo que hacemos.
Correr por el solo placer de correr es válido, más aún después de habernos exigido tanto por meses, viviendo del cronómetro, de kilómetros exactos y de haber conseguido alcanzar lo que nos trazamos cuando iniciamos a entrenar.
Y esto no significa para nada el final de la disciplina, ni que nos estemos volviendo conformistas ¡ni mucho menos! Es sólo qué existen tiempos para todo, y a veces es tiempo de solamente disfrutar el que podamos correr.
Pero, qué creen, mi amigo corrió de manera más relajada, disfrutó su maratón, y además, sin buscarlo como prioridad, volvió a alcanzar un muy bien tiempo, dentro de lo que se había planteado como meta a principios de temporada.
La enseñanza es que a veces, si nos relajamos, también sale el resultado que esperamos. Disfrutar no está peleado con obtener buenos resultados.