Ciudad de México.-
Jackie Robinson demostró en Estados Unidos y al mundo entero cómo romper las cadenas del racismo gracias a su fuerza, tenacidad y perseverancia en el beisbol. Robinson fue el primer beisbolista afrodescendiente en ingresar a las grandes ligas como profesional, y este 31 de enero se cumple un año más de su natalicio. Aquí su historia.
Jack Roosevelt Robinson nació un 31 de enero de 1919 en la población Cairo, Georgia, en una familia humilde. A pesar de que ya se había abolido la esclavitud en Estados Unidos, la vida de Robinson y su familia seguían confrontando el maltrato, abusos y discriminación.
Jackie pasó toda su infancia en California, donde su madre y sus cinco hermanos esperaban tener mejores oportunidades de vida. El deporte para Robinson llegó hasta la preparatoria, ahí el oriundo de Cairo, participó como atleta en los Junior Collage (1938), teniendo grandes actuaciones. Tiempo después ingresó a la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), destacando en cuatro deportes: atletismo, basquetbol, futbol americano y beisbol, está última la que catapultaría al estrellato.
Para 1945, ya enfundado con la casaca de beisbol, comenzó su andar en este deporte en la Negro League, jugando para los Kansas City Monarchs, equipo en el que brilló y dio el salto a las Grandes Ligas, pero que aún no permitían a jugadores negros participar en ella.
Una de las principales figuras que apoyó y creyó en Robinson fue el dueño de los Dodgers de Brooklyn, Branch Rickey, quien no dudo en contratar al joven y llevarlo a su institución pese a las críticas en su contra. En 1946 Robinson ya era un jugador profesional y comenzó a participar para la filial de Dodgers, Montreal Royals. Todo parecía un sueño, pero también comenzaría un suplicio lleno de discriminación en todos los ámbitos.
El 15 de abril de 1947 quedó marcada como una fecha emblemática en las historia del beisbol estadounidense. Ese día en la posición de segunda base, con el número 42 en la espalda, Jackie Robinson debutaría en Grandes Ligas, siendo el primero jugador de color en participar en ella, y además logró conseguir la carrera ganadora ante los Bravos (antes de Boston) en aquel duelo.
Sin embargo, sus inicios como jugador de Dodgers no fue fácil, recibió todo tipo de insultos, amenazas de muerte y mucha discriminación, incluso hasta de sus mismos compañeros de equipo y rivales.
Robinson aguantó todas estas adversidades, y su entereza, paciencia y perseverancia lograron que fuera respetado por lo que lograba hacer en el diamante, al grado de ganarse a la grada y ser ovacionado por aficionados; era un homerun a la segregación racial.
La principal característica del oriundo de Georgia eran los batazos potentes y su velocidad para robar las bases, esto le fue reconocido en su primera temporada en la que fue nombrado novato del año, con solo 28 años de edad. Impulsó 48 carreras, bateó para .297 y a la defensiva tuvo un promedio de .889 en 153 juegos.
Con su buen accionar, el número 42 jugó 10 temporadas con Dogders y ganó una Serie Mundial en 1955, además fue seis veces elegido para el Juego de Estrellas de Grandes Ligas.
En 1956 se retiró del diamante con los New York Giants.
Robinson cambió el beisbol, abrió oportunidades para otros jugadores, pero le abrió los ojos a una sociedad racista que pudo cambiar gracias al “Rey de los Deportes” y al valor, perseverancia del eterno número 42 de los Dodgers. El 24 de octubre de 1972, Jackie Robinson falleció.
Las Grandes Ligas, en 1997 le rindieron un homenaje al retirar el número 42 de su uniforme de manera definitiva. Hoy en día todos los 15 de abril de cada año se celebra el Día de Jackie Robinson, que desde 2004 todos los jugadores de las franquicias de la Major League beisbol (MLB) portan en su camisola en número 42 en su honor por ser el primer jugador de raza negra en haber participado en ligas mayores.