Cd. de México.-
Es la capilla de la Purificación de Nuestra Señora de la Candelaria en el centro de la Ciudad de México, aquí a diferencia del año pasado que no se llevó a cabo la bendición de Niños Dios por la contingencia Covid-19, este día, pese a la nueva variante ómicron, miles de personas acudieron para celebrar este día.
A diferencia del año pasado, hoy una feria rodea esta capilla y a un costado de ella, un cantante ameniza el ambiente que recibe a los miles de visitantes que traen a sus Niños Dios vestidos de distintas formas para celebrar el Día de la Candelaria.
En esta capilla, la nueva variante ha hecho que sean diferentes las celebraciones. La única misa que se ofreció fue a las 8 de la mañana. Las bancas se han colocado a los costados, ahí los creyentes esperan cada 15 minutos para recibir la bendición.
Después de eso y un rezo se retiran por un costado de la Iglesia.
“Esta es una iglesia pequeña y podemos tener todas las medidas de salud y seguridad. Que puedan guardar su distancia, les proporcionamos gel. Tenemos desde que empezó la pandemia de estar en contacto con el Pueblo”, dijo el párroco de la Iglesia, Jesús Arteaga.
El padre Jesús menciona que a diferencia del año pasado, la cantidad de gente que ha llegado es lo normal en estas fechas. Estiman que a lo largo del día acudan unas 4 mil personas, a medio día ya iban al menos mil creyentes.
“Vino lo ordinario de gente, durante el día vienen a venerar a la Virgen. Tuvimos una misa solemne nada más y a los que vienen darles una bendición, bendecir a sus niños, sus candelas. Darles alguna exhortación, etcétera”, explicó.
Una de esa personas, fue la señora Juana Gutiérrez de 64 años y quien viene desde Tlaxcala sólo para bendecir en este lugar a su niño Dios, quien ha estado en su familia más de cuarenta años.
“Este es el niño Dios de mi hijo, yo he venido para bendecirlo. Vengo para vestirlo, para oír misa. Ya se lo bendigo y me voy. Este niño ya tiene 47 años y es de generaciones, entonces yo veo su ropita y digo me gustó y ahorro para ella, porque él en todo el año nos da a Dios”, explica.
La señora Juana se dice dichosa poder venir a bendecir a su niño Dios, pues explica que hasta el último momento de su vida buscará hacerlo, ya que es lo único que les pide.
“Yo siento bien bonito de venir. Además este niño es bien milagroso. Si usted platica con él le da unas respuestas tan bonitas. Entonces le digo a mi hijo hasta donde yo llegue se va a vestir, se va a oír su misa, sus florecitas y su veladora que es lo única que nos pide”, mencionó.
Aquí, el fervor de los creyentes se hace presente cada 15 minutos, luego a la salida, la tradicional verbena, decenas juegos infantiles, los tradicionales tamales que en muchos puestos regalan a cualquier persona que se acerque.
Ahí, en la entrada se encuentra la señora Alejandra Trinidad, quien lleva alrededor de treinta años viniendo al lugar y que en esta ocasión trajo a sus dos niños Dios vestidos de bebés. Ella como muchos creyentes se siente dichosa de poder venir a bendecir a sus figuras.
“Me parece bien que podamos otra vez asistir, hace un año no venimos, Traigo a mis niños Dios vestidos de bebés. Hace dos años que se quedaron sentados en la silla, porque no hablan si no han de decir: pues bájame de aquí, un año sentado día y noche, por eso los vestí así”, explica.
Ella como cientos de creyentes considera que seguirá haciendo cada año este ritual, pues además de ser una enseñanza generacional, lo hace por los milagros que el niño Dios le ha brindado.
“Esto me lo enseñaron mis abuelos y luego mis jefes y pues yo le sigo así. Yo andaba mal de este dedo se me andaba enchuecando, pero este niño tenía los dedos raspados, ayer lo fui a resanar y hoy ya amanecí bien de mis dedos, por eso yo lo sigo hasta que yo me vaya de acá”, dijo.
Así, en un año en donde todavía sigue la pandemia activa con una nueva variante, los creyentes, con fe y devoción retan al ómicron para cumplir con las tradiciones que por generaciones los han marcado como la del Día de la Candelaria.