Qué difícil será para los Rayados reconciliarse con su afición tras el fracaso en el Mundial de Clubes de Abu Dhabi. Y no porque tenían por obligación regresar con el campeonato, algo que se antojaba difícil, sino por perder el primer juego ante los reservas de los reservas del equipo egipcio.
También tengo curiosidad de cuántos seguidores no van a renovar su abono, pues antes de la decepcionante papel en tierras árabes las tribunas del BBVA lucían semi vacías por la racha de malos resultados, con excepción del quinto título de la Concachampions que los llevó a los Emiratos.
Con pandemia o sin pandemia, y con el sube y baja de los aforos, el moderno estadio no merecía lucir desairado. Y dato curioso, una de las mejores entradas fue en la Liga Femenil MX el año pasado en el partido de ida de la final Rayadas vs. Tigres.
La afición no ha perdonado a la directiva, ni al plantel, por las actuaciones de regulares a malas, y que apostó todas sus canicas al contratar a Javier “El Vasco” Aguirre.
Pisando tierras regias los directivos del Monterrey tienen como prioridad que vuelva el romance entre la cancha y la tribuna. ¿Y por que no pensar en un partido a beneficio con un equipo de talla internacional: con el Boca donde estuvo Esteban Andrada, o con el Nápoles del Chucky Lozano?
Un encuentro gratuito implementando un mecánica para regalar boletos a los primeros 54 mil que apoyen a los niños del DIF Guadalupe, o a los migrantes haitianos o centroamericanos, donde involucren al más tigre de los Tigres: el gobernador Samuel García y a su esposa Mariana.
La herida profunda que dejó el Mundial de Clubes no será fácil de cerrar, menos rápida, y seguramente Femsa está evaluando los graves daños que dejará la malograda aventura en el desierto árabe, pero sobre todo cuál será la curación… y que no deje cicatriz.