Escuchar la palabra “rutina” puede asustarnos un poco, porque comúnmente es asociada con algo aburrido, monótono y estresante, es decir, con sentimientos negativos como si de algo malo se tratara cuando es todo lo contrario.
Tener una rutina es hacer las cosas repetitivamente, una y otra vez, hasta que estas se convierten en hábitos y podría parecer que perdemos la espontaneidad a la hora de vivir la vida, pero no es para nada así. El hecho de tener la nuestra nos ayuda en muchos sentidos.
Nos enfocamos en lo que tenemos qué hacer a la hora que lo debemos hacer, es decir, no permite que posterguemos tareas o actividades por más difíciles y tediosas que estas puedan sean.
Esto ayuda mucho, por ejemplo, a la hora que decidimos empezar a practicar algún deporte, ya que al llevarla a cabo diariamente llegará el momento en que se volverá parte de nuestros horarios, y de nuestra de forma de llevar el día a día.
Es muy común ver entre los corredores cómo siguen puntualmente sus rutinas diarias, pareciera que sin problema alguno, y con esto no sólo me refiero a la parte del entrenamiento, sino a todo su día en general.
Y es que otro de los beneficios de practicar esta actividad es que te vuelve sumamente organizado, a tal grado que el día que el corredor por alguna eventualidad no alcanza a correr, su día se ve trastocado, como si perdiera algo de forma.
Y no exagero al decirlo, pues para un corredor la rutina es algo básico y se vuelve una necesidad seguirla. No la vemos como algo pesado o aburrido, sino que va formando parte de un estilo de vida, que por cierto tiende a ser saludable en la mayoría de los casos, y eso ¡nos encanta!
Porque poco a poco correr te va acercando a tener buenos hábitos, entiendes que debes organizarte desde el día anterior, preparar tu ropa, dormir temprano, elegir la ruta, e incluso, ponerte de acuerdo con tus compañeros, si es que eliges correr acompañado.
Además la alimentación se va acoplando según los entrenamientos que estés realizando; aprendes a hacer mejores elecciones a la hora de comer.
Y todo esto repercute de buena manera en el resto del día, porque el corredor se ordena corriendo.
El tener organizada nuestra vida en función de una rutina permite enfocarse en lo que es importante, y ser efectivo con los tiempos. Ejecutar de manera correcta de tal forma que si surge algún contratiempo no nos distraiga, volviendo totalmente caótico nuestro día. Así que cambiemos la forma de verlas y adoptémoslas como algo positivo en nuestras vidas.