Después de la catástrofe en el Mundial de Clubes, queda la pregunta: ¿Será capaces los Rayados de transformar el carbón en diamantes?
Es decir: ¿Serán capaces de transformar ese fracaso en el motor para dar pasos hacia una nueva historia de éxito?
No hay que olvidar que ya fueron capaces de hacerlo. Los Tigres también saben de qué se trata eso de cambiar hechos traumáticos en alegrías.
Recordemos. Dos hechos traumáticos sirvieron como el motor para que los Tigres y Rayados emprendieran el vuelo hacia las mejores épocas de su historia, y el futbol regio viviera el ´boom´ a nivel nacional que hoy experimenta.
El 24 de marzo de 1996, los Tigres sentenciaron su descenso a la Primera A, en aquel Clásico que perdieron 2-1 ante los Rayados.
Tres años después, un 9 de marzo de 1999, el Monterrey se salvó muy apenas del descenso, por diferencia de goles, cuando empató 1-1 ante el Puebla.
El viaje por la Primera A de los felinos representó un antes y un después. Y es que la tragedia del descenso aceleró el proceso para que la Universidad Autónoma de Nuevo León concesionara la franquicia.
Cemex, al principio en mancuerna con FEMSA, entró a hacerse cargo, tras varios años de sufrir mucho también la institución también en lo administrativo, comenzó la escalada hacia arriba.
En el caso de los Rayados, los problemas legales y económicos de la era Jorge Lankenau derivaron en que el Club se metiera en muchos problemas para poder contratar jugadores, y estar al día en el pago de salarios. Al final, casi se van a la Primera A.
Pero aquella debacle también permitió que tomara los controles otra empresa emblemática, FEMSA, y comenzara un período de reconstrucción que también derivó en la mejor época de la institución.
Ojalá que algún día el Monterrey recuerde este hecho trágico (en los deportivo) del Mundial de Clubes, como el motor que los llevó a alcanzar la conquista más grande de su historia.
Que así sea.