Cuando por un error olvidas la contraseña de tu APP bancaria, ésta se convierte en una pesadilla.
Pos sucede brody que al intentar hacer una transacción, en HSBC te piden sacar un token y para eso te piden otra clave, que quiensabe cuál es.
Fue cuando la Rosa María me pidió le diera una manita en una transacción, quise sacar un token, pero luego me solicitan la clave original, que por ciento la APP no la requería, porque entraba en automático. Entonces ya no pude checar mis saldos.
Por eso decido ir personalmente al banco. Un empleado me atiende muy amable, pero eso no te ayuda de nada.
Pido asesoría y me dicen que use un teléfono de un escritorio y me comunican a atención al cliente, que es una grabadora. Qué raro cuando hay personal disponible y que no pueda solucionarte un problema tan simple.
Entonces tratas de hablar a un teléfono 01800 para pedir una asesoría, con la noveda’ que te piden un registro de voz.
Las instrucciones te indican que saques un número token desde un cajero automático, para luego de nuevo llamar al banco y te piden ahora marcarlo desde tu celular.
Cuando crees que terminaste, parece salir la cancioncita: oh no, oh no, oh no…
Tienes que repetir cinco veces “mi voz es mi contraseña”. Pos qué les pasa.
Pero eso no es todo, luego una grabadora te menciona que el registro es inválido, que no reconoce tu voz, que porque hay mucho ruido donde estás
O sea que no puedes hacer el procedimiento en el banco.
Estaba en el cajero automático y una mujer hacía ruido rociando una solución sanitizante:
– ¿Estoy hablando, podría no hacer ruido por favor?- le digo.
La conserje se sorprende y deja de moverse por un momento, para que luego tu digas como loco cinco veces “Mi voz es mi contraseña”.
Pero no funciona, cualquier ruidito invalida el proceso.
Entonces regreso a hablar con el empleado bancario y me dice que este procedimiento lo debo hacer desde mi casa y que no “haiga” ningún ruido.
Cuando llego a la casa, intento hacer el proceso durante la noche, ya saben: hablas, dicen como menso “mi voz es mi contraseña” cinco veces, de alguna manera no lo reconoce, luego te pide el token que no te acepta, te da la opción de poner el número de tu tarjeta, cuando por fin, puedes ignorar los número uno, dos, tres, para que al final te diga que el horario de atención al cliente es de 7:00 a 9:00 de la noche. Como eran las 10:00 entiendes que tendrás que volver a intentarlo al siguiente día.
Como en la mañana en la casa mi madre lava los trastes muy temprano y mi cuñado camina de un lado a otro en un segundo piso como si tuviera tacones, tienes que esperar, y mejor decides decirles que por favor no hagan nada de ruido. En ese momento escuchas el motor de un auto cerca de tu casa. El banco no dejaría que tu voz tuviera un run run.
Cuando por fin vuelves a llamar y hacer todo el proceso de intentar teclear el token que sacaste del cajero automático y que te rechaza, pones el número de la tarjeta de crédito, te pide que digas “tu voz es mi contraseña” que tampoco te acepta, te da la opción luego de ver otras opciones. Al final te atiende un ejecutivo y te dice dizque muy amable “no se preocupe, nosotros lo apoyaremos”.
Pero te manda a otro número de teléfono y… ¡empieza de nuevo el proceso de registro de voz!”. Te rechaza, una grabadora te dice que hables mucho más pausado. No te acepta de nuevo el registro de voz. Tal vez falte el run run del auto que pasó cuando hiciste la anterior grabación.
Cuando por fin te da la opción de marcar otros números, te atiende otro ejecutivo diferente, que es como el cuarto y ya te desesperas:
– YA ESTOY HARTO. Es la quinta persona que me atiende por teléfono. Me urge cambiar mi contraseña y no puedo hacerlo. Creo que mejor voy a cancelar la tarjeta y contratar otro banco.
Y te dicen “no se preocupe, nosotros lo vamos a apoyar”. Cuando por fin te dicen ingresar a una página .com te dejan solo y no te indican donde fregados se busca el botón para conocer el saldo de tu tarjeta.
Y sí, ya saben, te dan otro número para indicar que debes anotar una nueva clave de ocho dígitos que te lo dicen muy rápido y tienes que repetir la opción cinco veces para escribir lentamente con un lápiz y papel. Luego cuando tienes la nueva clave, piensas ¿y ahora dónde la pongo?
Vuelves a llamar, se repite todo el proceso: diga “mi voz es mi contraseña”, pero no te reconoce, te lleva a nuevas opciones y ya cuando te quieres estirar los pelos, te da nuevas opciones y te llevan a otro ejecutivo diferente al anterior que no conoce tu caso y nunca resuelve la situación:
-Dígame su número de cuenta.
-Tengo la tarjeta de débito.
-No señor, tiene que tener un número de cuenta.
-Es que no traigo los papeles de la contratación de la tarjeta de débito.
-No va a poder cambiar su contraseña.
Entonces pregunto ¿para qué fregados me hicieron grabar “mi voz es mi contraseña? varias veces, para hacer el proceso una y otra y otra vez durante dos días, para que no me reconociera la voz y perdieras tanto el tiempo.
Lo malo es que si vas directamente al banco, haces la espera entre tantos clientes, para que te digan que tienes que hablar desde tu celular y que ellos no pueden cambiar tu contraseña porque debes de grabar tu voz.
Y luego te dicen “es por su seguridad”…