La nota de mi compañero Pedro Ortiz de Hora Cero Deportes llegó en el momento y lugar preciso: Mauricio Doehner, presidente del Comité de Enlace entre Tigres y Cemex, aclaró que Sinergia Deportiva -la institución que maneja el equipo-, no pondrá ni un centavo partido a la mitad para la construcción del nuevo estadio de los felinos.
Y fue más allá: aclaró que Cemex sólo participará en la obra como proveedor del concreto que se necesitará para la edificación del inmueble pero no gratis… vendiéndolo a precios preferenciales.
Eso sí… aventándole una croqueta a los que les gusta soñar con castillos en el aire, el directivo dijo que el coloso estará levantado para el 2025.
¿Cuándo empezarán las obras? eso sí quién sabe.
La declaración es harto interesante porque levanta más dudas que certezas alrededor de este proyecto que desde fue anunciado es un enorme signo de interrogación.
La principal tiene que ver con la identidad de la persona, empresa, conglomerado o cooperativa que pagará los 500 millones de dólares necesarios para levantar la obra y quienes, por lógica, serán los dueños del estadio.
Se ha dicho que la oscura empresa Juego de Pelota es quien está buscando inversionistas pero, entonces, ¿eso quiere decir que ellos tampoco serán los dueños del coloso?
El sentido común nos dice que no hay empresario en el planeta que quiera meter 500 millones de dólares para construir un estadio en un terreno que, de entrada, es propiedad de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Es cierto, hay un comodato por 50 años y todo eso, pero, al final, quien invierta lo hará en un predio que no es suyo y bajo esas circunstancias la cosa se pone muy complicada.
¿O acaso esperan que la UANL renuncie a ese terreno y se lo regale a quien vaya a construir el Coloso? Solo los muy ingenuos podrían creer eso.
La otra es que nos salgan que no, que el inmueble se va a realizar fuera de las instalaciones de la Uni lo que sería muy grave, porque eso quiere decir que todo la faramalla del anuncio de la construcción del inmueble, hace unas semanas, fue un engaño a la afición felina y la sociedad de Nuevo León.
Entonces, si nos echan mentiras en eso ¿qué podemos esperar de lo que nos digan más tarde?
A estas alturas del partido, me queda claro que la única forma en la que el nuevo estadio de Tigres quede listo para el 2025 es que alguien sea lo bastante tonto para meter su dinero en una condiciones harto adversas, confiando en que, el día de mañana, la UANL no va a reclamar un predio que siempre ha sido suyo.
diasdecombate@hotmail.com