¿Y mis Tigres qué culpa tienen?… podrían preguntar los que le van al equipo de amarillo y azul…
Pues no. No tienen culpa de lo que pasa a su alrededor, ni de la falta de agua en NL o de la guerra en Ucrania, o de que Televisa afirme que van 3 mil 500 muertos ucranianos el segundo día de las hostilidades, cuando iban 137, y tampoco tiene culpa de que la televisora española Antena 3 presente como real un ataque con misiles rusos con un videojuego llamado ‘Arma3’ o imágenes de una explosión accidental, no de guerra, en China de hace tiempo, como bombardeos rusos sobre Ucrania…
De todo se platica hoy, menos de los felinos…
Tigres sigue jugando al futbol en una forma suficientemente efectiva como para seguir gustando.
Lo que su entrenador hizo fue “soltar” a su equipo, ponerlos a jugar a los que mejor estuviesen en la semana, ratificar a los dos líderes que tiene que son Guzmán y Gignac y sentarse a cosechar puntos.
Con Tuca no podías tirar siquiera un pase “de tres dedos” sin recibir la ira de don Bigotes por no pegarle con parte interior al pie del compañero.
Habrá que agregar como un acierto el deshacerse en la primera oportunidad de explosivo Salcedo y correr el riesgo de balbucear en el sector defensivo, lo cual vendría siendo ‘peccata minuta’, siempre y cuando, si y solo si, los de arriba meten uno más de los que los de abajo admiten.
La incrustación de Soteldo, otro acierto. Me hizo recordar a un Rodrigo Ruiz de los 90 que tenía un eficiente y certero golpeo, además de habilidad para escurrir marcas y poner el balón donde lo necesitaban sus atacantes. Así Yeferson.
Aquino y Quiñones ya no estaban siendo tan precisos y vino el venezolano a hacerse cargo del tema.
Lo de Litchonvsky podría llevarle tiempo la adaptación. Una cosa es conocer el futbol mexicano y otra embonar en un equipo con personalidad como Tigres, mientras tanto, con Angulo haciendo como que es central, varios no tienen la confianza plena del DT y así podrían continuar sin mayor sobresalto, siempre y cuando, dijimos, que los de arriba continúen con su fiesta de perforar por lo menos tres veces por juego el arco de enfrente, en una docena de llegadas.
Arriba, con un Gignac intratable, con Thauvin agarrando confianza como para bailar de cartoncito de cerveza con la mamá de la quinceañera, y los demás peleando en serio por minutos y anotar –como López ante Bravos, desesperado por hacer el suyo– Herrera tiene arsenal para pensar en grandes cosas conforme avance la campaña.
Lo del estadio felino, ya es una reverenda vacilada. Que Sinergia no pondrá un centavo, solo que Cemex les venderá barato el cemento (si le compran más de cinco bultos) para que “alguien” construya un estadio, que quien sabe de quién va a ser, pero que la compañía que los construye probablemente meta y saque los recursos de una cuenta en un banco ubicado en Turcos y Caicos…
Lo curioso es que nadie les pregunte… y a nadie le importe.