Cada prueba, distancia, entrenamiento, según sea su intensidad, produce cierto nivel de fatiga en nuestro cuerpo, como es de esperarse. Es algo normal.
Corriendo de verdad experimentamos toda clase de incomodidades, pero aprender a sobre llevarlas es un punto clave para tener éxito como corredores, y así poder asegurar nuestra permanencia dentro de este deporte.
Correr puede parecer fácil para algunas personas que, incluso, me han llegado a decir que finalmente solo es ponerte un par de tenis, salir de tu casa, poner un pie adelante del otro…y ya está.
Pero no es tan fácil como suena, porque correr suele llevarte muy por fuera de tu zona de confort, tanto física como mentalmente, una y otra vez.
Algunas carreras o entrenamientos se sufren más que otros, y es algo que vamos comprendiendo a medida que vamos acumulando kilómetros.
Cuando hacemos, por ejemplo, algunas series o repeticiones, buscando mejorar nuestro paso, puedes sentir cómo quema de manera intensa el esfuerzo en las piernas, en los pulmones, el corazón va tope y es todo tan rápido que para cuando caes en cuenta ¡por fin! ya terminaste.
En carreras como el maratón, esa incomodidad es muy larga y lenta, a medida que van pasando los kilómetros, más se acumula, y debemos mantenernos firmes para poder llegar a la meta.
Entonces habrá quién se pregunte ¿por qué corremos entonces? si al parecer todo esto se vuelve un suplicio, una especie de tortura sin razón, válida para muchos.
Y la respuesta es que esa sensación ¡nos gusta! porque aprendemos a abrazar y aceptar la incomodidad, cuando correr te llena de verdad, entiendes que forma parte de esta disciplina.
En mis inicios me fue complicado asimilarlo, no entendía cómo mis compañeros corredores iban tan felices subiendo alguna cuesta con un calor sofocante, y manteniendo, incluso, una plática entre ellos, mientras yo apenas podía respirar para dar el siguiente paso.
El secreto estaba en llegar a “sentirse cómodo” dentro de la incomodidad, que es algo que si se puede hacer y aquí es donde la mente juega un papel sumamente importante.
Es ella la que le dice al cuerpo, vamos sigue adelante, no te pares, tu puedes, deja de quejarte y avanza, no se siente frío, estás acostumbrado al calor, no te duele, no exageres, ya casi llegas.
Cuando lo capté, todo cambió y es por eso que sigo aquí, es importante para un corredor comprender esto porque correr siempre estará retándote.