El mundo está sumido en una guerra, una invasión de un país vecino a otro. No es en respuesta a una agresión y las excusas sobran, como lo es recuperar territorio y la ambición de los recursos naturales.
Por lo que sea, cambiarle la forma de vida a millones de personas, llevarse de encuentro a una población entera y matar a muchas, eso es una gran mentada de por sí.
Pero estos actos bélicos que cometen el Putin y su séquito sobre Ucrania le afectarán a los deportistas de su país (sí, de su país, ósea como el dueño pues) al quedar marginados de competencias.
De por sí ya no competían en los Olímpicos con la bandera de Rusia por sanciones debido a trampas por doping detectadas por el COI, así como cuando Iván Drago entrenaba antes de su pelea con Rocky.
Inclusive su campeona de patinaje artístico compitió en los Olímpicos de Invierno luego de dar positivo al control aplicado en su país luego de ganar el título de Rusia, pero al ser menor de edad no la pudieron sancionar, pero sí la pudieron dopar para competir.
Ahora ya les quitaron la Fórmula Uno, los pilotos rusos en la gran carpa están vetados del GP en el Reino Unido, la final de la Champions, el poder asistir a un Mundial de futbol, campeonatos eliminatorios de otras disciplinas afiliadas al Comité Olímpico Internacional.
Incluso EA Sports quitó a los equipos de futbol rusos del FIFA 2022, fueron dejados fuera de la Copa Davis y así seguirán sumándose en los próximos días.
Deportistas que seguramente nada tienen que ver con el conflicto comandado por un personaje de trajes costosos mientras atletas que viven de ello, perderán ciclos importantes en su preparación.
Aunque debía decirse que no perderán su vida por ello, no así los atletas ucranianos que han decidido, en algunos casos, ponerse el uniforme militar y defender a su país del intruso invasor.