Cada vez más frecuente brody se empiezan a perder las cosas: las llaves de la casa, el celular, un monederito lleno de monedas de diez, el calcetín negro de cuadritos que hace juego con el otro ¿dónde quedó mi credencial de Costco?
Busco en los cajones, en uno y otro buró que están a los lados de mi recámara, En un cajón del peinador de la cama. En más cajones de la otra recámara. Aparece luego en mi cartera, escondido con otras tarjetas.
Son pequeños detalles que parecen insignificantes, pero que pueden afectar la vida diaria.
Empiezan a aparecer descuidos, como salir de la casa a las carreras y no ponerse el cubrebocas, ¿qué día es hoy? ¿es de día o de noche? Puse el despertador, tengo que levantarme para tomar una ducha, alistarme e ir al trabajo.
No sé si te haya pasado, pero llegué 15 minutos antes por los imprevistos al trabajo, pero ¿por qué no hay nadie Me equivoqué de día, hoy descanso, el guardia me ve como extrañado. “Vine a checar unos pendientes”, fue mi excusa.
Conforme camino, me abrocho las agujetas que siempre se safan. Me doy cuenta que mis calcetines no combinan. Uno es negro y otro café de cuadros oscuros. ¿A quién le importa? No se nota, tal vez en la mañana no distinguía que eran diferentes.
La Rosa María perdió su visa, ya se los he dicho antes, tal vez se cayó de su bolsita que siempre estaba con el zipper abierto. Todavía sigue esperando su entrevista para el 2023.
Pasan los días y noto que se siguen apareciendo pequeños descuidos.
Mi madre de 92 años dejó una hornilla encendida de la estufa. Ella está lúcida, pero también pierde cosas. Será que se hereda algo de su forma de pensar. Son las cinco de la mañana y ella ya se despierta, luego sucede que se duerme toda la tarde.
Pero en su charla hay muchos momentos que te llevan a la niñez. La familia completa en el comedor, éramos cuatro hombres y dos mujeres, tan diferentes pero tan queridos, cada uno con una cualidad especial, que se completa con el afecto y gran cariño que nos teníamos unos con otros.
En mi mente queda el recuerdo: más libros y menos tv. Más lectura y menos Netflix. Más caminatas y menos preocupaciones. Al final y al cabo, esto también pasará, pero el conocimiento nunca podrá olvidarse.