En estas últimas horas he visto el video del partido de vuelta de la final de Liga 1977-1978 entre Pumas contra Tigres, llamándome la atención que en la crónica José Ramón Fernández destaca la actuación de Tomás Boy, sobre todo por un pase para gol a Walter Daniel Mantegazza.
Boy tenía 28 años y me pregunto: ¿si con esas cualidades como mediocampista creativo, por qué el entrenador de la selección no lo convocó para el Mundial de Argentina 78 siendo campeón con el equipo de la Universidad Autónoma de Nuevo León?
Ese Mundial ha sido uno de los peores fracasos para un representativo tricolor, que viajó a Sudamérica con el apodo de la “esperanza verde”, y regresó como “los ratones verdes” al perder sus tres partidos contra Túnez (1-3), Polonia (1-3) y Alemania (0-6).
En cambio el técnico llevó a Guillermo Mendizabal, Leonardo Cuéllar y Antonio de la Torre, Javier Cárdenas y Gerardo Lugo. Con excepción del Wendy y Cuéllar, no recuerdo si los otros dos eran mejores que Boy para haber sido considerados.
De los campeones Tigres Roca solo convocó al portero titular José Pilar Reyes en su lista de 22 jugadores. Ninguno más le llenó el ojo de esa escuadra dirigida por Carlos “el tanque” Miloc.
Boy pertenece a la generación perdida de futbolistas aztecas que pudieron acudir a España 82, pero México fue echado en las eliminatorias de Concacaf. Y de haber asistido hubiera tenido 32 años.
Fue hasta ya siendo un veterano y cerca de su retiro cuando el mediocampista de Tigres cumplió el sueño de todo futbolista de participar en un Mundial de Futbol: México 86. Y seis días antes de cumplir 35 años el tricolor fue eliminado en penaltis por Alemania en los cuartos de final en el propio estadio de Tigres.
Boy se retiró en 1988 como jugador felino, tras 16 años como profesional y tres campeonatos con Tigres (uno de Copa y dos de Liga), para iniciar una carrera polémica de entrenador.
Si soñó jugar su segundo Mundial en Italia 90, a sus 37 años, no lo iba a concretar, pues México fue sancionado por la FIFA por el escándalo de los llamados “cachirules”. Qué bueno que eso pasó después de su retiro, pues hubiera explotado -nada raro en su carácter-, contra los federativos que nunca lo consideraron para dirigir la selección.
Descanse en paz Tomás “el jefe” Boy.