El pasado jueves 10 de marzo 2022, se llevó a cabo la instalación de la Comisión para la Inclusión y No Discriminación en Nuevo León. Es bueno hablar de inclusión, igualdad, no discriminación, pluralidad, diversidad, etc., pero estamos en proceso de aprender a aplicar esos conceptos tan hermosos dentro de una sociedad que opera de manera muy distinta. Lo que sucede en realidad es que nos encanta la “exclusividad” sin darnos cuenta de que, por definición, la exclusividad implica exclusión. Nos encanta lo “selecto” cuando la selectividad implica un proceso de discriminación: “esto sí, esto no”. Solemos “reservarnos el derecho de admisión” lo que implica que no todo mundo es “bienvenido”.
Muchos lugares, clubes, asociaciones, establecimientos etc., practican como parte integral de sus políticas, mecanismos de exclusividad, selectividad y derecho de admisión, sin que nadie les acuse de ser discriminatorios o excluyentes. Así mero es: ¡Tú sí y tú no! ¿Por qué? ¡Porque lo digo yo!
Se supone que los principios de igualdad, inclusión y no discriminación pueden aplicarse siempre, y que la discriminación, el derecho de admisión, la exclusividad o la selectividad no pueden aplicarse legalmente si se basan en prejuicios de cualquier tipo. ¡Hasta la madre naturaleza aplica el principio de selección natural en aras de mejorar las especies (incluyendo a la especie humana)!
Pero idealmente, las acciones discriminatorias-excluyentes entre seres humanos solo podrían aplicarse si una persona se encuentra en mal estado (bajo la influencia de alguna sustancia tóxica), o si exhibe una conducta que represente un riesgo para la integridad de otros. Pero nunca por su aspecto físico, raza, edad, sexo, religión, ideología, estado civil, vestimenta, posición económica, política y social, etc. En realidad, si una persona decidiera ir a un lugar donde haya pájaros de todos plumajes, tendrá que asumir que va bajo su propio gusto y riesgo y, si no le gusta que no vaya. Es decir: la selectividad, aplica para el que decide estar o no estar en un lugar, y no en función de a quien se le permite el acceso y a quién no. Sin embargo, en muchos lugares de esparcimiento o de trabajo, suelen usar cualquier excusa para ocultar lo que en realidad es un acto de discriminación. Por eso, en muchos países ya no se acepta poner fotografías en los currículums o solicitudes de empleo. Esto para que el aspecto de una persona no influya en el aprecio de sus capacidades.
Básicamente, dado el momento en el que nos encontramos (o desencontramos) social e históricamente, hablando de discriminación, exclusión y falta de paridad, esto tiene más que ver con el trato que les personas reciben debido a las diferencias. Nadie tiene derecho a tratar mal a otros por ser diferentes…porque -afortunadamente-todos somos diferentes…o digamos que somos “únicos” como todos los demás. La “igualdad” no existe en términos absolutos. Todos tenemos derecho a elegir con quién sí y con quién no queremos convivir, pero estamos obligados a coexistir con todos… todos tenemos derecho a diferir y a preferir, tenemos derecho a disfrutar de afinidades y evitar incompatibilidades. Todos debemos tener los mismos derechos; pero no tenemos derecho a humillar, maltratar, abusar, explotar, atacar, subyugar, marginar, violentar, o destruir a otros… el prójimo no siempre es semejante…Sin embargo, aunque no seamos semejantes, seguimos siendo prójimo.